Por Mario Cadenas Madariaga.-

Con la contundencia de los votos.

Lo que esta en pugna en la Argentina son dos concepciones políticas: la democracia republicana con una economía de mercado respetuosa de un sólido sistema social, frente a una democracia personalista fundada en una economía consumista en un grado extremo de debilidad económica y financiera y un alto nivel de pobreza.

La sociedad argentina se ha expedido en las urnas. El 38% de los votos emitidos ha preferido al candidato presidencial oficialista. El 60% restante votó a la oposición, y el 51% a dos coaliciones partidarias (Cambiemos y UNA) con una gran aproximación en sus posturas fundamentales.

Por tanto el kirchnerismo ha sido derrotado y la oposición ha triunfado pero para materializarlo las dos coaliciones principales deben llegar a un acuerdo. Tendría la relevancia del acuerdo de San José de Flores que selló la unidad nacional en 1859. En el caso presente establecería la base de una nueva etapa de la democracia republicana.

Además, la suma de los votos de los dos partidos, les permitiría ganar en Buenos Aires, Jujuy, Salta, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, Córdoba, La Rioja, Santa Cruz, y la ciudad de Buenos Aires -sin acuerdo. Tampoco serían kirchneristas San Luis, Neuquén y La Pampa. (Fuente diario La Nación digital hoy a las 8 de la mañana). El oficialismo contaría con diez provincias: Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Misiones, Corrientes, Catamarca, Chaco, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego (ídem diario La Nación)

Por tanto las dos conducciones partidarias, interpretando el mandato implícito recibido, de más del 50% de la sociedad que los ha votado, deben acordar para llegar al gobierno en octubre y realizar las ideas y programas comprometidos, evitando al mismo tiempo la continuidad de un gobierno fracasado. Pero el acuerdo implica reconocer también que sus plataformas no fueron suficientemente persuasivas a juzgar por el número individualmente obtenido, y en consecuencia que se debe cubrir también esas falencias.

Cuál es el grado de libertad de las conducciones partidarias.

Esta es una cuestión de particular importancia. Aproximadamente once millones de ciudadanos los han votado a Cambiemos y a UNA, es decir más del 50% de los votos emitidos, pero ¿qué significado tiene esta elección?

Ambos partidos han nacido para ser una alternativa al oficialismo kirchnerista, con una visión particular, pero lo esencial de su mandato fue y es aquel objetivo. En este momento se le ofrece una posibilidad cierta de concretarlo, que se lee con toda claridad en la elección del 9 de agosto.

¿Cuál es la posibilidad de negarla? Cuando hay un mandato expreso a cuya formalización no se opone ninguna nueva circunstancia no prevista, se considera que no cumplir con él, sería un caso grave de inconducta política que lógicamente será castigado por la opinión pública.

No acordar ni ajustar las plataformas sería una de las tantas formas de demostrar que no se hallan en condiciones de gobernar el país. En ese caso la Argentina esta condenada al gobierno del kirchnerismo, porque no obstante su condición minoritaria, se impone por su evidente apetito de poder, sin responsabilidad, ética ni eficacia para ejercerlo.

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