Por Carlos Tórtora.-

La campaña electoral arrancó con el gobierno pasando a la ofensiva; esto, frente a Diego Santilli y María Eugenia Vidal, que no son políticos agresivos sino que se caracterizan por buscar la empatía de los votantes, utilizando casi siempre un tono mesurado. Según un consultor allegado al kirchnerismo, Santilli deberá cuidarse mucho de condenar al oficialismo por lo actuado en el manejo de la pandemia. Si lo hiciera y, por ejemplo, criticara que durante todo el 2020 no hubo clases presenciales, el kirchnerismo replicaría mostrando los videos de Horacio Rodríguez Larreta sentado junto a Alberto Fernández mientras éste anunciaba el cierre de los colegios. Por éste y otros motivos la campaña de Juntos sería muy light. Más densa sería la línea a seguir por el Frente de Todos. Sorpresivamente, Sergio Massa fue el que abrió el fuego mencionando a los candidatos que cambian repentinamente de provincia, en alusión a Santilli. Uno de los blancos, si no el blanco principal, es Vidal, que muestra su debilidad por el desprolijo pase que realizara de Buenos Aires a CABA. La ex gobernadora estaría obsesionada con el tema y se ausentó del acto de lanzamiento de Santilli por temor a que algunos bonaerenses dieran muestras de repudio.

Aníbal Fernández fue el encargado de abrir el fuego, sentenciando que Vidal se presenta en la Ciudad debido al desastre que dejó en la provincia. Ésta sería la línea a profundizar por los candidatos oficiales, que ven en la huida de Vidal a CABA una veta a explotar profundamente. Frente a estas perspectivas, Santilli y Vidal echarían mano a un recurso que maneja bien su jefe Larreta: la victimización.

Los heridos del PRO

La preinterna del PRO dejó múltiples heridas que pueden incidir ahora en la campaña electoral. La arremetida de Larreta sobre Mauricio y Jorge Macri y Patricia Bullrich alteró la geografía del macrismo. Son unos cuantos los dirigentes que quedaron fuera de las listas de candidatos y que ahora reman a favor de Facundo Manes, la gran esperanza radical. Más dura es todavía la postura de numerosos grupos que siguen a Bullrich en Capital y que de ningún modo aceptan votar a la ex gobernadora bonaerense. Esta fuga de votos iría hacia Ricardo López Murphy que, con los brazos abiertos, acoge a los macristas desairados. Ante esta situación, en el equipo de Larreta se menciona si no será conveniente, para minimizar la fuga de votos, que Macri dé señales de vida apoyando a los candidatos. Otras opiniones van en la dirección contraria y dicen que la mayor colaboración que puede hacer el ex presidente es su silencio. Macri está resentido por la impronta parricida que Larreta le dio a sus últimos pasos políticos. Nadie piensa que el fundador del PRO elija no hablar durante la campaña. Más bien lo contrario. La evolución de ciertas causas judiciales lo pondrían en el centro de la escena. El ex agregado de la Gendarmería en Bolivia, Adolfo Caliba, quedó formalmente imputado por el fiscal Claudio Navas Rial en la causa en la que se investiga el envío de municiones para apoyar el derrocamiento de Evo Morales. Caliba fue señalado como quien recibió el 13 de noviembre de 2019, en el aeropuerto de El Alto, el material represivo que terminó en poder de la policía y de la Fuerza Aérea boliviana. La citación de Macri a prestar declaración indagatoria, que sería inminente, pondría a su gestión en el banquillo de los acusados y obligaría a que Santilli y Vidal tengan que hablar de temas que obviamente prefieren soslayar.

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