Por Sebastián Dumont.-

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal impulsó la declaración de la emergencia en infraestructura para paliar las serias dificultades en las que se encuentra el territorio bonaerense en ese sentido. Pero aún no ha podido avanzar firmemente en la realización de ninguna obra de magnitud debido a que los fondos para las mismas no han llegado y se espera con el comienzo del endeudamiento aprobado en la legislatura. Lo mismo aguardan los intendentes que, por ahora, sólo reciben promesas y llamados tranquilizadores del Secretario de Asuntos municipales, Axel Campbell, a quien risueñamente llaman “telemarketer”, debido a que dice a todo que sí pero aún no resuelve ningún problema de fondo.

Esta semana que pasó, la gobernadora bonaerense les pidió a los legisladores que avancen en la modificación de la ley de obras públicas para bajar los plazos de contratación de 11 a 3 meses. Como no pudo sortear el filtro de las declaraciones de emergencia en infraestructura en su momento, cuando se discutió el presupuesto y el endeudamiento, la mandataria provincial busca acelerar los tiempos. Sabe que las demandas de solución prometidas en la campaña comenzarán a aparecer de inmediato. Y el plazo de “luna de miel” se agota. Ni hablar si sucediera una tormenta complicada que pusiera en evidencia la mala situación de infraestructura bonaerense.

Pero hay un elemento del que poco se habla pero tiene mucho peso. El poder de lobby de la Cámara de la Construcción bonaerense, que busca seguir cartelizando las obras públicas en el territorio bonaerense. En los pasillos del ministerio que comanda Edgardo Cenzón afirman que el ex funcionario de la Ciudad de Buenos Aires se encontró con esa barrera para avanzar en sus ideas originales.

Cuando Edgardo Cenzón fue nombrado al frente de Infraestructura, lo primero que pensaron todos es que venía a garantizar la posibilidad de que Nicolás Caputo y sus empresas se quedaran con la mayor cantidad de obras grandes en la provincia. Se sabe que Cenzón es un hombre de “Nicky” Caputo, quizá la persona de mayor confianza que tiene Macri.

El propio presidente había dicho en una entrevista con Jorge Lanata que Caputo no tenía contratos, pero al tiempo se supo que le entregaron las primeras obras del gobierno nacional.

En la provincia se esperaba que sucediera algo parecido. Pero la falta de recursos, sumada a la presión de la Cámara Bonaerense de la Construcción, le pone el camino dificultoso a Edgardo Cenzón para desplegar sus alas.

“A esta altura no se sabe si el nombramiento de Cenzón es un premio o un castigo”, se escucha decir a diario en los pasillos de la gobernación. Por tal razón, la gobernadora quiere patear el tablero y agilizar los plazos de contratación.

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