Por Guillermo Cherashny.-

Antes que se consoliden los resultados de las PASO en las elecciones de octubre en la provincia de Buenos Aires, desde el macrismo, el presidente instruyó a Marcos Peña para que se rompa el acuerdo de gobernabilidad con Sergio Massa y Margarita Stolbizer en la legislatura bonaerense, en donde con estos resultados Cambiemos estaría entre 3 y 5 miembros para tener la mayoría propia en ese cuerpo, donde rige la doble firma del presidente y del vicepresidente, en este caso Manuel Mosca del PRO y Ramiro Gutiérrez del Frente Renovador.

La idea de la Rosada, compartida por Federico Salvai, el jefe de gabinete, no se sabe si compartida por la gobernadora Vidal, es con simple mayoría eliminar esa doble firma para el año que viene y por eso intentarán hacerlo en este año con los diputados que dejan su mandato, si es que llegan al número.

Actualmente, con aliados, Cambiemos puede llegar a 32 diputados y en un acuerdo con Randazzo acercarse a los 46 diputados necesarios para alcanzar la mayoría simple.

Randazzo, quien habría recibido 50 millones de pesos para dividir al peronismo en las PASO, asumió ese compromiso con Cambiemos, esencialmente con Federico Salvai, pero eso lo acordó él solo y no los diputados que lo seguían y cuyo mandato vence el 10 de diciembre de este año.

Al ex ministro del interior le estarían exigiendo que socialice esa «ayuda» para que esos legisladores tengan una «jubilación digna». Pero ese acuerdo sería un escándalo muy similar a la «Banelco» del 2001, que deslegitimaría a Cambiemos.

El cristinismo, por otra parte, por declaraciones de Fernando Espinoza, irritado por la difusión de fotos íntimas, quiere unificar una nueva mayoría con el massismo y arrebatarle la Cámara de Diputados a Cambiemos. Pero Sergio Massa, en un comunicado, desestimó duramente esa posibilidad.

Vidal puede romper el acuerdo con Massa y Stolbizer, pero después tiene que acordar con ellos dos la sanción del presupuesto, que necesita mayoría simple, y el endeudamiento, que exige 2/3, o sea, 61 votos, y ya se sabe que el cristinismo le cerrará las puertas a cualquier endeudamiento, aunque sea mínimo.

Así las cosas, entre el PRO, que quiere eliminar a Massa de la actividad política de por vida, y el cristinismo, que quiere desestabilizar a Vidal, el futuro de la provincia de Buenos Aires -en gran parte bajo el agua- es negro.

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