Por Guillermo Cherashny.-

La política de ausencia del estado frente a los piquetes llega hoy a su máxima expresión en el festejo del 25 de mayo. En efecto, la idea original era ir a la catedral a la misa patria del cardenal Poli y luego celebrar en la Plaza Colón frente a la estatua de Juana Azurduy -inexplicable que no vuelva el descubridor de América a su lugar original.

Pero todo cambió cuando un grupo de piqueteros decidieron un acampe atrás de La Rosada. Después de interrumpir varias horas la 9 de Julio, se trasladaron a las cercanías de la casa de gobierno.

Un estudio reveló que los piquetes en la ciudad de Buenos Aires aumentaron el 8% este primer cuatrimestre frente al del año pasado y se debe a la total e inexplicable ausencia de la Policía Federal y Metropolitana en la Capital Federal, demostrando que el tan ansiado traspaso de las comisarías no sirvió para poner orden en las calles ni para mejorar ostensiblemente la seguridad frente a la delincuencia, como lo demuestran los secuestros del barrio de Belgrano.

Mucha de la gente que votó a Macri esperaba que se terminaran los piquetes en la ciudad y especialmente en la 9 de Julio. Pero en ocasión de la citación de Cristina a Comodoro Py, no sólo no se pudo ordenar sino que La Cámpora, durante toda esa semana que la ex presidente estuvo en la Capital, manejó la seguridad de ella con la ausencia total del estado, con la excusa de que La Cámpora buscaba un muerto, un argumento poco serio y que es único en el mundo, ya que ningún gobierno declina en el manejo de la seguridad en las calles. Pero está claro que el temor a que piqueteros y cualquier sector político se maneje solo o provoque destrozos no merecerá ninguna represión, porque se teme que en los encontronazos con la policía se produzca alguna muerte, en un verdadero caso para el Guinness, si se ven los noticieros internacionales.

Si se sigue con esta política cada vez más los sectores políticos y sociales impondrán su ley en las calles y circular por ellas será una misión imposible.

Esto demuestra que la impunidad que el kirchner-cristinismo impuso en el país con el argumento de no criminalizar la protesta sigue, pero aumentado y nada ha cambiado como se prometió.

Share