Por Guillermo Cherashny.-

Los analistas se preguntan por qué el peronismo de Gioja y Scioli no rompe con el kirchner-cristinismo pese a Báez, los bolsos de José López y la captura de Ibar Pérez Corradi, y la respuesta es muy simple: en la provincia de Buenos Aires, el cristinismo tiene votos en el segundo y tercer cordón del conurbano y los intendentes que acompañaron a Scioli en la carrera presidencial tienen los votos a nivel local pero, si se esciden de la ex presidente, no valen mucho por sí solos y, si bien quieren despegar de Cristina, miran con desconfianza a Sergio Massa, un ex primus inter pares que salió indemne de la elección presidencial y negocia mucho mejor con el gobierno nacional y provincial que casi todos ellos. De ahí que se agarren de los pantalones de Florencio Randazzo, considerado hoy la gran «esperanza blanca» del peronismo de Buenos Aires para suplantar a Sergio Massa en la negociación con el PRO. En realidad, carecen de una vocación mayoritaria para ganarle a Cambiemos en el 2017 en esa provincia ya que, si la tuvieran, ya habrían arreglado con Sergio Massa, pero lo miran con desconfianza y algunos de ellos estuvieron con él hasta dos meses antes de las elecciones pensando que desaparecía de la política argentina. Como sigue vigente y con la mejor imagen en todo el país, por encima del presidente y aún de María Eugenia Vidal -que lo supera en la provincia pero no en el orden nacional-, suponen que el líder del Frente Renovador los va a recibir con soberbia y prefieren negociar con Vidal y el gobierno nacional para lograr obras públicas nacionales y provinciales. Pero tienen un problema: las clases medias que los votan están furiosas con el gobierno nacional por al inflación y la suba de tarifas y las bajas por la lealtad que todavía tienen con Cristina, por lo cual no terminan de romper con ella.

A nivel nacional, José Luis Gioja sabe que sólo tiene fuerza en los gobiernos feudales que todavía les quedan en el noroeste y noreste y algunos del sur pero están huérfanos en Capital, provincia de Buenos Aires y Córdoba, y sólo en Santa Fe Perotti está en el PJ y también en Mendoza tienen una base con la cual trabajar pero no les quedan líderes, ya que los anteriores están quemados.

Así las cosas, al PJ oficial no le queda otra que seguir como aliado táctico de Cristina y, además, tienen temor de que la señora les tire carpetazos comprometiéndolos con la corrupción que la sociedad condena con ahínco en estos días.

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