Por Guillermo Cherashny.-

No cabe duda que los gobernadores peronistas que no aceptan más las órdenes de Cristina y Sergio Massa y José Manuel de la Sota con UNA subestimaron en estas PASO a Macri, porque no entendieron que el PRO y su bebé Cambiemos es un movimiento político muy similar al PRI mexicano.

En efecto, el PRO, desde CABA, instaló un régimen que identifica el estado con el gobierno y el partido pintando toda la ciudad de amarillo y la llenó de globos del mismo color y, cuando se le dio la oportunidad ante el cansancio con el kirchner-cristinismo, la aprovechó y en poco menos de dos años, ante la subestimación del peronismo no K y UNA, lograron que el PRO y sus aliados, como Carrió y la Unión Cívica Radical conformaran una estructura donde estado, gobierno y partido es todo lo mismo y pintaron el país de amarillo y en provincias donde gobiernan sus aliados, como Mendoza, Jujuy y Corrientes, se da la misma situación donde, como en el orden nacional, se empieza a copar el poder judicial.

También en el país los grandes medios de comunicación y las redes sociales operan como las cadenas Televisa y Azteca en México y la única diferencia, que no es poca, es que Cambiemos no es cómplice del narcotráfico sino que lo combate, aunque no logre desplazarlo definitivamente y el narco en la Argentina no penetró los partidos políticos como en Colombia primero y México después.

El exagerado uso de la publicidad oficial no tiene nada que envidiarle al kirchnerismo, donde se publicitan obras públicas como si fueran del partido PRO o Cambiemos y no con fondos que provienen de los impuestos de todos los argentinos.

La comparación no es antojadiza: en México también hay una oposición, el PAN, y otra de centroizquierda, pero el abrumador peso de los medios de comunicación y los fondos del estado hacen que la oposición concurra a las elecciones legislativas en inferioridad de condiciones frente a un aparato nunca visto en la historia del país y cuyo fin es instalar un unicato de Mauricio Macri o de un sucesor que él designe con su dedo.

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