Por Mario Cadenas Madariaga.-

Etapa previa: ganar las elecciones y mantener el control del gobierno.

La etapa previa es la campaña electoral que vence el 25 de octubre o el 15 de noviembre.

En esta se aseguró en primer término el control de la bancada del kirchnerismo en el Congreso dando preeminencia a los representantes de la Cámpora y al kirchnerismo tradicional, con la esperanza de obtener una importante minoría en Diputados -que no llegaría al tercio- y la mayoría en el Senado.

En esta última Cámara tiene una ventaja de gran trascendencia: una representación en cualquier caso superior al tercio en el Senado, suficiente para asegurarse la designación negociada de los futuros miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Pero aspira a alcanzar y superar la mitad de los miembros del Senado. Le quedan 32 miembros adictos, y puede ganar 8 y quizás 9 con lo que tendría la mayoría del Senado. (Catamarca 1; Chubut 1; Córdoba 0; Corrientes 1; La Pampa 2 o 1; Mendoza 1; Santa Fe 0; Tucumán 1;).

Esta situación en el Senado le permitiría el control de todas las designaciones que tienen necesidad de la aprobación de esta Cámara (v.g. la de oficiales superiores de las FFAA, embajadores, directores del Banco Central, entre otras entidades)

Asimismo le permitiría impedir la sanción normal de cualquier ley, por lo cual todas se deberían originar en la de Diputados, para que, como cámara originaria, pudiera insistir con los dos tercios de los miembros presentes, a fin de superar el rechazo de Senadores, lo que haría necesaria la adhesión de toda la oposición.

CFK fuera del Gobierno pero con la conducción del FpV.

Se repetiría una situación similar a la que se reservó Hipólito Irigoyen después de su primer gobierno. Y de parte de CFK con muchas y mas justificadas razones, porque ahora es previsible una crisis, aunque la hubo también en 1922.

La creencia bien realista de CFK es que como le sucede a Vilma Rousseff es imposible evitar un ajuste para corregir la situación económica argentina. Y por tanto le cede a Scioli la Presidencia para que la realice, a la que el candidato llega con ansiedad por el embelesamiento que produce el cargo en su espíritu vanidoso. Scioli no busca el poder, porque en tal caso hubiera negociado con más fuerza una representación en el Congreso más digna y una sucesión en la provincia de Buenos Aires. Tendrá si una mayor libertad en la constitución de su gabinete, porque dentro de él el kirchnerismo no quiere nada, al menos en las carteras vinculadas a la gestión económica. Posiblemente sí en todo lo que haga a la previsión y a la asistencia social o a la ayuda a las provincias. Zannini con su larga experiencia sabrá determinar que es lo que se debe conservar en la administración para preservar el poder efectivo, sin contaminarse con la gestión económica de Scioli.

Las áreas más sensibles para el kirchnerismo será el orden judicial que con la representación en el Senado esta asegurado su participación en la designación de los miembros de la Corte Suprema de Justicia. ; posiblemente también en el cumplimiento de la ley de medios, que con el control administrativo del AFSCA y una integración proclive de la Corte Suprema le pueden facilitar el debilitamiento de la prensa opositora.

El período del ajuste puede durar dos años, y quizás algo más, lo que no le preocupa a CFK, pues lo que descuenta es que producirá una reacción popular que Scioli no podrá soportar sin el apoyo del FpV, que no lo tendrá, ni tampoco el de CFK. Será el acta de defunción del “sciolismo” sin que la mano de CFK haya aparecido.

En el caso de una derrota electoral del FpV el ajuste lo deberá hacer Macri.

En el caso de un triunfo de Macri CFK perdería todo el poder que representa la Presidencia de la Nación, pero el esquema del Parlamento no se modificaría sustancialmente, salvo una menor representación en la Cámara de Diputados, pero el Senado se mantendría como lo hemos descrito.

Macri cree que se podrá gobernar sobre acuerdos similares a los alcanzados en la Legislatura de la Ciudad, pero se equivoca, porque las diferencias de enfoque en el ámbito local son infinitamente menores que las diferencias que se presentaran en el plano nacional. El Senado si Macri no logra modificar la tendencia de algunos de sus miembros, negociando con los gobiernos provinciales respectivos, será un obstáculo muy grande y es posible que se deba esperar las elecciones del año 2017, y ganarlas, para resolverlo.

Macri sólo podrá ganar y gobernar si se impone con un programa avasallador.

Hoy las cartas en materia de alianzas están echadas y no se pueden corregir. Por tanto sólo se puede convencer al ciudadano que está expectante, indeciso y temeroso.

Las dos ofertas que tiene valen poco: por una parte la continuidad de una pobre realidad, y por la otra la de un cambio por no se sabe a donde lleva. Las encuestas revelan la escasa respuesta para ambas, alrededor del 30%, insuficiente para triunfar.

Las elecciones de la ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza son alentadoras para Macri, y en general para la oposición. Pero las de Salta, Chaco y Tierra del Fuego para el FpV. Y la de Río negro y Neuquén para los aliados del FpV y sus propios candidatos. Es decir se mantienen las incógnitas.

¿Que se hará? El kirchnerismo no tiene fuerzas para modificar la realidad, cuando más sólo para conservarla.

Macri tiene en cambio toda la libertad para hacerlo. Sin contradecirse. Pero asumiendo grandes compromisos todos en relación con la potencialidad de la Argentina y con las esperanzas dormidas de la población. La campaña está iniciada y no hay razones para no desplegar a pleno sus banderas.

Puede prometer:

  • Terminar con la indigencia y reducir sustancialmente la pobreza, para absorber el núcleo duro de los más postergados, alrededor de 11 millones de habitantes y 7,5 millones de votantes.
  • El pleno empleo y por ende la eliminación del desempleo, el subempleo, y la informalidad laboral, es decir el programa que demandan los trabajadores, 12 millones de ciudadanos.
  • La finalización de la extracción de los fondos de la ANSES, su devolución, su autonomía y la administración por los representantes de los jubilados, aportantes y contribuyentes, en total más de 6 millones de votantes.
  • Para todo el resto de votantes, aproximadamente 8 millones, la libertad para producir, comerciar con todo destino, disponer de sus ingresos internos y externos, y sus ahorros, pagando los impuestos generales, iguales para todos, sobre todas las actividades.,

Para lo cual el Estado garantizará:

  • Una moneda estable.
  • Un presupuesto equilibrado.
  • Servicios eficientes de seguridad, salud, educación, defensa, obras de infraestructura y relaciones pacificas con todas las naciones del mundo.
  • 100.000 millones de dólares en inversiones publicas a valores internacionales en obras públicas que cubran todas las necesidades, en cuatro años.
  • El aumento del crédito bancario de la suma actual en pesos equivalente a 65 mil millones de dólares, a 400.000 millones de dólares, también pesos, en cuatro años, dirigido a la producción industrial, del agro, la construcción -en especial a cubrir el déficit habitacional existente-, los servicios, las demás actividades y el consumo.

Con este plan se espera un crecimiento del 10% anual, similar al de todos los países desarrollados de Occidente en su etapa de fuerte crecimiento, después de la segunda guerra mundial.

Este plan se continuará hasta completar su objetivo de transformar a la Argentina en un país desarrollado en 12 años o tres presidencias, elegidas por el pueblo argentino.

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