Por Carlos Tórtora.-

Si hay algo que llamó la atención en los últimos días en los analistas y los mercados es la extrema prudencia del gobierno en materia de medidas económicas, que en algunos casos fue interpretada como falta de acuerdo interno sobre las medidas a tomar. Sin embargo, Mauricio Macri estaría actuando en forma absolutamente deliberada al ponerle un freno al anuncio de medidas de recorte del gasto público, actualización de tarifas, etc. La oposición, como se vio en el almuerzo del sábado con los gobernadores, no puede menos que ser prudente cuando carece de información acerca de los verdaderos planes del gobierno. El caso es que la razón principal de las demoras sería el pormenorizado análisis que en el PRO hicieron sobre la recurrencia de los saqueos y las explosiones sociales durante la segunda quincena de diciembre y a caballo de las fiestas de fin de año. Cualquier medida importante de ajuste, en un contexto muy sensibilizado por la actual escalada inflacionaria, podría implicar una explosión social que barrería con la imagen ganadora del presidente a pocas semanas de asumir. Lideres más experimentados que Macri, como Carlos Menem, tuvieron que enfrentarse con estallidos sociales a meses de tomar el gobierno y otros, el caso de Raul Alfonsín, debieron renunciar antes de tiempo ante los desbordes sociales.

La táctica elegida por la mesa chica del PRO sería entonces postergar las medidas “pesadas” para enero, cuando las vacaciones están en el primer lugar de las prioridades sociales.

El plan “Felices Fiestas”, de seguir así, puede aumentar el desconcierto de los distintos actores, que esperaban un macrismo agresivo y demoledor en materia de política económica.

Los decisores

El caso es que, mientras el PRO patea las medidas económicas para adelante, algunos cálculos realizados internamente señalan que se estaría produciendo una importante concentración de poder en manos de Marcos Peña, Emilio Monzó y Jorge Macri. De hecho, esta troika habría impuesto más del 80 por ciento de las designaciones políticas en la gobernación bonaerense y un alto porcentaje en los cargos municipales. La decisión del grupo hoy hegemónico del gobierno sería impedir el surgimiento de liderazgos con peso político propio. La propuesta de Miguel del Sel como embajador en Panamá es todo un ejemplo de cómo se le puede arrebatar la conducción política de un distrito importante al hombre que casi estuvo a punto de ser gobernador.

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