Por Guillermo Cherashny.-

Las declaraciones Lilita Carrió con Majul que comentamos en este portal fueron el comienzo de una operación de Ernesto Sanz y Elisa Carrió con el objetivo de voltear al tándem Durán Barba-Marcos Peña y reemplazarlos por el mendocino como jefe de gabinete. Le pegan a Daniel Angelici y a Nicky Caputo en una estrategia de aproximación indirecta para doblarle el brazo a Macri, porque el dúo Sanz-Carrió notó que las tres primeras obras públicas que adjudicó Macri fueron dos a Caputo y otra Angelo Calcaterra, el primo presidencial y aparente dueño de IECSA, la compañía constructora de la familia Macri. También vieron con asombro la noticia del diario Clarín donde se señala que el Gobierno de la Ciudad piensa entregar el Tiro Federal para un proyecto inmobiliario -que sería manejado por Elsztain y Nicky Caputo- que es un verdadero negoción de bienes raíces.

Lo que les preocupa a Sanz y Carrió, los inventores de Cambiemos, es que el capitalismo de amigos siga pero sólo para los amigos del presidente, en una especie de kirchnerismo light donde los responsables de la corrupción K sean citados a tribunales pero que no sean detenidos para no arruinar la relación con el PJ que no obedece a Cristina y donde Julio de Vido y Lázaro Báez no terminen presos, al igual que Ricardo Echegaray, que les hicieron muchos favores a Angelo Calcaterra y Nicky Caputo. Y temen que la corrupción siga y que vuelva el cristinismo o el PJ de Urtubey, Gioja y Pichetto o bien la alianza de Sergio Massa y José Manuel de la Sota, que tienen muy buena relación con Morales, Naidenoff y Cano, quienes podrían pegar el salto hacia UNA si el gobierno actual sigue con el capitalismo de amigos, esta vez de guantes blancos.

Share