Por Carlos Tórtora.-

En los últimos días, los distintos sectores del peronismo -y en especial del sindicalismo- dieron un paso atrás en lo que hace a hacer declaraciones y reuniones públicas. La excepción fue Luis Barrionuevo, que mantuvo su convocatoria a la primera línea cegetista a su asado anual en el Hotel Sasso de Mar del Plata, donde Hugo Moyano se plantó ayer contra las reformas previsional y laboral. Pero otras convocatorias fueron suspendidas y casi no se escucha la opinión de dirigentes políticos y sindicales, que estuvieron muy activos en los primeros días de enero. Por ejemplo, el asado que reunió a dirigentes massistas en la casa de su jefe en un country de Pinamar se hizo a puertas cerradas. Para febrero, Moyano, en combinación con Eduardo Duhalde y varios intendentes del conurbano, planeaba una ceremonia de alto impacto interno en el peronismo: el traslado de los restos de Eva Perón del Cementerio de la Recoleta al mausoleo de la Quinta 17 de Octubre, donde se encuentran los restos de Juan Domingo Perón. Esta jugada, destinada a movilizar al peronismo y presionar al Gobierno, habría en principio quedado sin fecha. Esta paralización general del peronismo tiene una causa explícita: la amenaza de Barrionuevo al Gobierno al recordar que los gobiernos que confrontaron con el sindicalismo -los casos de Raúl Alfonsín y Fernando De La Rúa- no terminaron su mandato. Tanto los políticos del PJ como los sindicalistas tienen fundadas sospechas de que el macrismo aprovechará cualquier gesto que haga la oposición peronista para acusarla de estar ejecutando un plan destituyente del gobierno de Macri, tal cual insinuó el líder gastronómico.

Si a esto se le suman las detenciones por acusaciones de corrupción de los secretarios generales de SOEME y la UOCRA Bahía Blanca, Marcelo Balcedo y Humberto Monteros, más el comienzo de un sumario de la PROCELAC por lavado de dinero en OCA contra Hugo y Pablo Moyano, queda claro que no pocos dirigentes peronistas temen que, en este contexto, chocar contra el gobierno puede valerles una causa penal en su contra

Un antecedente complicado

El traslado de los restos de Eva Perón a San Vicente es sin duda una idea moyanista a varias puntas: por un lado, invitar a los gobernadores e intendentes peronistas a un acto al cual difícilmente podrían decir que no y por el otro mostrar fuerza en la calle con una movilización popular. Lamentablemente, en este último aspecto el antecedente del traslado de los restos de Perón juega en contra de la iniciativa. El 17 de octubre de 2006 militantes que esperaban la llegada del féretro a la quinta 17 de Octubre -luego de hacer escala en la CGT- protagonizaron violentos incidentes que incluyeron disparos y dejaron más de 40 heridos.

El primer episodio de violencia estalló de repente dentro de la quinta, cerca de la zona del palco, cuando un sector de militantes de la UOCRA y otro de Camioneros empezaron a pelear por copar el frente. Primero con palos, después con piedras y botellas de cerveza y al final con armas de fuego, los dos bandos se corrieron por el bosque que rodea el mausoleo.

La imagen de TV de un hombre que disparó cinco tiros sintetizó lo más crudo del enfrentamiento. Fuentes policiales y del Gobierno lo identificaron como Emilio Quiroz, allegado a Pablo Moyano, hijo del jefe de la CGT. Después del primer enfrentamiento, la Infantería de la Bonaerense se apropió de la puerta 2, por donde debía entrar Kirchner. En las calles aledañas circulaba gente con la cara ensangrentada y las sirenas de las ambulancias que se llevaban a los heridos. Adentro, columnas enteras de simpatizantes peronistas -muchas mujeres con niños pequeños- escapaban del lugar. El museo de Perón quedó destrozado, incluidas algunas piezas históricas como el Mercedes-Benz amarillo que usaba el general. Por los parlantes sonaba la marcha peronista. Un vano intento de llevar calma. El Himno Nacional fue otro bálsamo de poco efecto.

Ahora, el recuerdo de aquellos hechos y la posibilidad de que haya disturbios en la calle que sean aprovechados por el aparato mediático del Gobierno, pero sobre todo el exabrupto de Barrionuevo, parecen ponerle freno al proyecto.

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