Por Carlos Tórtora.-

El sobreseimiento de Cristina Kirchner, su familia y Lázaro Báez en la causa Hotesur-Los Sauces demostró que la lógica no siempre se da en política. La importante derrota electoral del Frente de Todos hizo pensar a los analistas que la justicia, sensible al mensaje de las urnas, se volvería más severa con el tratamiento judicial a la ex presidenta. Sin embargo, por obra y gracia de dos jueces que integran Justicia Legítima, ocurrió todo lo contrario. Cabe preguntarse si en realidad este fallo no está reflejando una interpretación más compleja del resultado electoral. El gobierno no perdió su mayoría en Diputados y la vicepresidenta podrá formar quórum en el Senado con el voto de dos aliados. Por un lado, el rionegrino Alberto Weretilneck, que comenzará a tener un rol importante en el Congreso a partir de estos nuevos movimientos. Por el otro, la representante de Misiones, Magdalena Solari Quintana, a quien desde el oficialismo también ven con buenos ojos y la consideran como una aliada que ya funciona como tal. O sea que la pérdida del quórum es remediable. Por otra parte, el kirchnerismo logró retener su baluarte del conurbano, que es el que inclina la balanza en una elección presidencial. En síntesis, la pérdida de poder del kirchnerismo es relativa, sobre todo si se tiene en cuenta la gravedad de la crisis económica. Además, hay que tener en cuenta que Juntos por el Cambio muestra en forma incipiente las tensiones entre los tres principales presidenciales del PRO, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, y con la UCR en plena ebullición. Desde las elecciones, se advierte que la oposición perdió la iniciativa, tal vez a la espera de que el oficialismo muestre sus cartas sobre las negociaciones con el FMI. En este contexto, no es incoherente del todo el fallo sobre Hotesur. CFK, en términos de concentración del poder, sigue firme con el timón en sus manos y el gobierno soportó el golpe electoral sin mayores consecuencias. No hubo afloramiento de disidencia alguna desde el peronismo del interior y los gobernadores, con su silencio, aprobaron la reafirmación del rumbo que hizo la Casa Rosada.

No habría Congreso fuera de control

En esta línea de interpretación, el riesgo de perder el control del Congreso es mínimo para el Frente de Todos. La posibilidad de que Alberto Fernández tenga que gobernar por decreto ante un congreso rebelde es cada vez más remota. Por otra parte, se advierte que JxC tendrá, por ejemplo, en Diputados un bloque con al menos media docena de sub-bloques, lo que generara un complejo mecanismo de acuerdos para la toma de decisiones. En cambio el bloque de diputados K se muestra disciplinado por Máximo Kirchner y en el Senado están por verse las disidencias que puedan aparecer entre los senadores que están bajo la batuta de la vicepresidenta. En el gobierno hay también expectativas de que la lucha interna en el seno de la coalición opositora suba de tono. Si Larreta cumple con su anuncio en reuniones privadas de llamarse a silencio en los próximos meses, las tensiones se aflojarían. Pero esto está por verse. En todo caso, no hay duda de que el kirchnerismo consiguió hasta ahora atenuar sensiblemente los efectos de la derrota.

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