Por Carlos Tórtora.-

El ascenso de Carlos Zannini a vicepresidente en caso de ganar el Frente para la Victoria reactualiza la importancia del “caso Liuzzi”, la mancha más importante que ostenta el actual Secretario Legal y Técnico de la Presidencia. El 4 del mes pasado, el juez federal Luis Rodríguez sobreseyó a Carlos Liuzzi, segundo de la secretaría Legal y Técnica que comanda Zannini. El funcionario era investigado por el delito de encubrimiento, sospechado de haber pedido que se suspenda un allanamiento en la financiera Asociación Mutual Propyme. Además quedó sin efecto la acusación contra Norberto Oyarbide, quien ordenó suspender el procedimiento tras la solicitud del funcionario.

El hecho tuvo lugar en marzo de 2014, cuando Liuzzi se comunicó con Norberto Oyarbide, el juez que llevaba el caso, en momentos en que un grupo de policías realizaba el procedimiento a pedido suyo. Al momento de explicar su accionar ante el Consejo de la Magistratura, el juez indicó que éste le había hecho saber que los efectivos habrían pedido un soborno al personal de la financiera, perteneciente al empresario Guillermo Greppi. Un custodio confirmó nexos de Oyarbide con el número dos de Zannini.

Un fallo bajo la lupa

La maniobra oficial para ayudar a Liuzzi y liberar a Zannini de todo riesgo se gestó mediante una compleja negociación judicial.

La misma giró en torno al concurso para cubrir la última vacante en la Cámara de Casación, que supervisa a los juzgados federales de Comodoro Py. Zannini quería ese lugar para el juez penal tributario Javier López Bizcayart. En ese concurso, además del juez del caso Skanska (López Bizcayart), estaba anotado Mariano Llorens, familiar de Rafael Llorens, abogado de Julio De Vido. En esta movida, Llorens tuvo todo el apoyo de Ariel Lijo, su hermano Alfredo y el consejero de la Magistratura Luis Cabral, que en su actividad diaria se la pasa criticando a los K pero sabe cuándo dejar el acting para negociar. La causa a Liuzzi se la cerró José Luis Rodríguez, compadre del operador presidencial Javier Fernández, que en el último año apareció distanciado del gobierno y muy crítico de la reforma del Poder Judicial programada por el kirchnerismo. El pedido vino del Gobierno pero también fueron elementales los movimientos del grupo que apoya a Llorens, sobre todo para evitar que el fiscal Ramiro González apelara la decisión de Rodríguez. Si el fiscal apelaba y el caso iba a la Sala II, Zannini seguía en problemas.

Así las cosas, en la marcha hacia el poder que acaba de emprender Zannini a la sombra de CFK, el caso Liuzzi parece estar superado. Sin embargo, algunas fuentes judiciales opinan que en torno a este tema podrían aparecer novedades que, aunque es improbable que el fallo de Rodríguez se revise, pueden salpicar nuevamente a Zannini, dado que el sobreseimiento de Liuzzi está plagado de puntos oscuros.

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