Por Sebastián Dumont.-

El tsumani que arrasa sobre las costas del Frente para la Victoria con el caso José López y la reciente detención de Ibar Pérez Corradi en Paraguay aceleró el operativo despegue de la mayoría de aquellos que han sido los más kirchneristas de todos. Se ven escenas insólitas pero no nuevas de cómo abandonan el barco muchos dirigentes con cargos importantes que les deben mucho a Néstor y Cristina. El tema es a dónde van. Allí radica la principal incógnita, ya que la catástrofe aún no ha podido ser dimensionada en su totalidad e incluso se cree que podría haber nuevos capítulos. Por su parte, Massa y De La Sota refuerzan su acuerdo y podrían ser los grandes beneficiados.

Para el gobierno nacional, que la agenda la marquen los hechos vinculados a la corrupción del kirchnerismo es un buen aliciente para pasar de la mejor manera estos tiempos donde las cuentas no cierran en los bolsillos de los trabajadores. Y de la clase media. Le da oxígeno pero no es eterno el efecto. Mientras tanto, el macrismo lo aprovecha.

El problema es para el PJ, que está muy emparentado con todos estos personajes a los que los más fanáticos intentan reducir a casos de corrupción aislados. Imposible. En la era de las comunicaciones, todo esto ya era sabido; sólo faltaba la comparación visual. Lo mismo que le sucede a la mujer engañada que le traen las fotos de su marido para terminar de confirmar sus sospechas.

Gioja y Scioli fueron ultra K. Lo mismo que la mayoría de los que integran la conducción nacional del peronismo institucional, que es el partido. Pero también muchos de los intendentes del conurbano, nuevos y viejos, conocieron muy bien los andamiajes del sistema de la obra pública K. Ahora están buscando la manera de que la mancha venenosa no los alcance. Lamentable noticia para muchos de ellos. Todavía el boletín de noticias no está terminado y varios cumplían funciones en el gobierno nacional hasta el 10 de diciembre pasado.

La opción de Florencio Randazzo, que había empezado a crecer, ahora está obligada a frenarse hasta nuevo aviso. El hecho de haberse negado a ser candidato a gobernador por pedido de CFK, visto como un acto de rebeldía para tomarlo como activo en el futuro, no alcanzaría a borrar que fue compañero de gabinete de todos ellos hasta el 10 de diciembre pasado. Es verdad que no todos son lo mismo.

Este estado de confusión generalizado que sucumbe en el partido justicialista puede terminar favoreciendo a Sergio Massa y José Manuel De La Sota, que han decidido hace tiempo profundizar su acuerdo político, que nació para las elecciones del año pasado. Los gestos entre ambos son más que elocuentes y volverán a ratificar en los próximos días en la provincia de Córdoba.

Hay señales de ello en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en el ámbito del senado, donde se ven los frutos de la buena relación. Al margen de las fotos que trascendieron la semana pasada en la confitería Selquet, lugar donde habitualmente se encuentran Massa y De La Sota en Buenos Aires. A pesar de las informaciones que surgieron, la idea de ellos no es volver al PJ. En todo caso, que muchos pejotistas aterricen en UNA. Ésa es otra historia.

Massa mantiene un buen nivel de aceptación en todo el país, y mucho más en la provincia de Buenos Aires. Para varios intendentes, que se quejan de las formas de Massa y algún maltrato en el pasado, en definitiva, jugar con él en 2017 podría convertirse en su mejor opción.

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