Por Carlos Tórtora.-

La campaña bonaerense obliga a recalcular permanentemente los números. Pese a que María Eugenia Vidal aparece algunos puntos debajo de Axel Kicillof, su equipo de campaña está festejando por anticipado la crisis de los dos candidatos que le restaban votos al gobierno: José Luis Espert y Roberto Lavagna. El primero, en territorio bonaerense, competirá solo con su boleta presidencial, ya que la Junta Electoral bonaerense rechazó oficializarle las listas bonaerenses por no haber contado con la aprobación de la junta electoral partidaria de UNIR, partido que se pasó con su jefe a la cabeza, Alberto Asseff, a las filas del oficialismo. De este modo, no es impensable hoy un corte de boleta que combine a Vidal y a Espert.

En el caso de Lavagna, su eclipse está marcado por la falta de financiamiento de la campaña. Muchos de los candidatos locales del lavagnismo intentan salvarse en lo personal haciendo campaña casi sin mencionar a Lavagna y Juan Manuel Urtubey. La intrascendencia de la candidatura de Eduardo Balli Bucca a gobernador hace que también sea viable el voto cortado Vidal-Lavagna. Otros que andan de capa caída son los impulsores de la candidatura a senadora provincial por la tercera sección electoral de Hilda Chiche Duhalde. Ella necesita alrededor de 11 puntos para quedarse con la banca, lo que está lejos de sus posibilidades actuales.

Más cerca está de su objetivo Graciela Camaño, que puede alcanzar la diputación nacional. Se calcula que el 60 por ciento de los votantes lavagnistas se inclinaría por Macri y el 40 por ciento por los Fernández.

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