Por Carlos Tórtora.-

Con apenas 90 días en el poder, Alberto Fernández lidera un gobierno en plena confrontación con al menos tres sectores de la sociedad. Esto es la Iglesia, la justicia y el campo. En el primer caso, se trata de una confrontación elegida por el kirchnerismo, ya que se hubiera podido postergar el tratamiento legislativo de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. No se entiende por qué el presidente, durante su gira europea, ratificó el envío del proyecto sobre aborto 24 horas después de haberse reunido con Francisco, justamente para pedirle ayuda para la renegociación de la deuda. El apuro por tratar de inmediato el proyecto obedecería a la necesidad de contar con un éxito político inmediato de gran resonancia mediática. Pero el gobierno se expone a pagar durante cuatro años las consecuencias de haber desairado al Papa, estableciendo el aborto en su tierra. Por otra parte, el gobierno no tiene los números asegurados en el Congreso, particularmente en el Senado.

Con relación al enfrentamiento con la Justicia, el mismo va de la mano de las intenciones de Cristina Kirchner. Esto es, la Justicia Federal es responsable de la persecución de ella, su familia y sus ex funcionarios y ahora deben pagar las consecuencias de su accionar. El gobierno cuenta en este tema con la ventaja de que las irregularidades en Comodoro Py están a la orden del día quedando bajo fundada sospecha, por ejemplo el sistema de sorteos. Algo había que hacer para intentar devolverle credibilidad al funcionamiento de la Justicia Federal y el establecimiento de un nuevo fuero penal federal podría ser una alternativa viable. El problema es que la reforma judicial, sumada a modificación del régimen de jubilación de los funcionarios judiciales, es suficiente como para generalizar el enfrentamiento con todo el Poder Judicial.

En el caso del campo, el conflicto se monta a partir de la necesidad de caja del gobierno, que lo lleva a aumentar el 3% las retenciones e inmediatamente la memoria colectiva reinstala la crisis del 2008 con la célebre resolución 125. De los tres conflictos, sin duda el más evitable era el del aborto y el más complejo de sobrellevar es el de la Justicia.

La paradoja

La paradoja no puede estar más a la vista. Un presidente que se ufana de su condición moderada y dialoguista, que en apenas 90 días termina enfrentado con tres sectores importantes. Néstor Kirchner en el 2003 batalló frontalmente contra la Corte Suprema pero la crisis con el campo recién llegó durante el primer mandato de Cristina y el conflicto con la Justicia en su segundo mandato. Lo que el kirchnerismo tardó casi una década en desarrollar Alberto lo puso de manifiesto en escasos tres meses. Tiene éste a su favor que cuenta con un poder casi intacto porque no corrieron todavía los tiempos del desgaste.

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