Por Carlos Tórtora.-

El macrismo cometió una serie de errores al tratar de convocar a un diálogo con la oposición para aprobar un acuerdo de gobernabilidad. Para empezar, no dio a conocer simultáneamente a quiénes convocaría, haciéndolo uno por uno y empezando por Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey. Recién después de varios días la Casa Rosada hizo trascender que se invitaría también a Cristina Kirchner, cuando ésta es, según las encuestas, la jefa natural de la oposición.

El segundo error inexcusable fue centrar todo en la discusión del documento oficial de 10 puntos, en lugar de trabajar sobre una agenda abierta de temas que incluyera las prioridades de cada sector.

El tercer error fue ignorar al Congreso Nacional como representación de los partidos y ámbito natural para un acuerdo político.

Cuarto error: el presidente no asumió personalmente la responsabilidad de llevar adelante el diálogo y delegó el tema en sus operadores Marcos Peña y Rogelio Frigerio, devaluando así la idea.

Última oportunidad

Estos y otros errores de forma favorecieron que Massa, entre otros, respondiera que el documento de los 10 puntos es tan sólo un anzuelo para que la oposición termine cargando con el peso del fracaso económico del gobierno. Obviamente, desde CAMBIEMOS se contestaría que la oposición se niega a dialogar.

Este desperdicio de la oportunidad no tendría otra a la vista, ya que a partir del mes que viene el inicio de la campaña haría imposible cualquier tipo de acuerdos. Tanto los funcionarios del FMI como los que llevan el Departamento de Estado la situación de Argentina auspiciaban el acuerdo como una garantía de continuidad de los compromisos. Pero como van las cosas, ya casi no quedan candidatos a suscribir los 10 puntos, a excepción de Juan Manuel Urtubey.

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