Por Sebastián Dumont.-

Se cumplió una semana de la presencia de Cristina Kirchner en la Capital Federal, donde atravesó todos los sectores que aún mantienen cierto apoyo a la figura de la expresidente. Con cuestionamientos varios por lo bajo, la ex presidente mostró un interesante abanico de apoyos que, de todas maneras, no terminan siendo decisivos para torcer el rumbo de ninguna decisión institucional importante. En Cambiemos, les sienta bien esta nueva polarización que se armó con la presencia de CFK e imaginan que ella podría convertirse, en términos electorales, en la nueva “Menem del 2003”, es decir, conservar entre un 25 y 30 por ciento de adhesión que obligue al restante 70 a votarla en contra. Es una apuesta peligrosa.

Trascienden algunos detalles de los motivos por los cuales, además del respeto y cierto temor a que se ventilen cosas raras, muchos intendentes terminaron yendo a escuchar a CFK. En los distritos, sobre todo del segundo y tercer cordón del conurbano, la ex presidente es donde mejor apoyo recibe de la gente. Coincide con los sectores más humildes, donde golpea fuerte la inflación y el aumento de tarifas. Es imposible negar que existe un estancamiento en la economía, y los actores sociales reciben cada vez más peticiones.

Esa realidad de apoyo a CFK no puede ser desconocida por quienes tienen que administrar los territorios, pero tampoco sería decisiva para ganar una elección. Salvo que el macrismo se equivoque mucho de aquí en adelante y Massa no haga lo que tiene que hacer.

En Cambiemos apuestan a polarizar lo más posible con la ex presidente e incluso forzar una ruptura aún mayor dentro del peronismo. Algo así expresó Marcos Peña, cuando habló del efecto secuestro del que no pueden salir los peronistas con Cristina Kirchner. Lo mismo que se planteó aquí días atrás en una nota donde se hizo referencia al síndrome de Estocolmo que produce la ex presidente.

Atrapados y sin poder reorganizarse, los peronistas le dan oxígeno a Macri que, además, logra, por ahora, los apoyos institucionales para avanzar en su plan. Pero las miradas ya empiezan a posarse en el año próximo. Y allí, las barajan que se arrojan son varias. Una es la posibilidad de que CFK sea candidata a senadora, si es que no la detienen antes. El otro que avisó querer jugar ese lugar es Daniel Scioli. Pero en Cambiemos quieren mantener viva la figura de CFK y lo que genera tanto rechazo en sus cercanías. Elucubran que la ex presidente terminará con un caudal de votos parecido al Menem del 2003. Quizá le sirva para ganar una elección, pero nunca para quedarse con el poder.

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