Por Oscar Dufour.-

ANÁLISIS: La necesidad de volver a ganar en la Ciudad de Buenos Aires, se ha convertido casi en una obsesión para sus principales dirigentes y “operadores”, entre ellos Diego Santilli, (vicejefe de gobierno) con muy buena llegada a sectores peronistas (disidentes) y también a partidos históricos, como la Democracia Cristiana porteña.

El bastión más importante del Gobierno nacional, es sin duda la capital porteña, donde como Jefe de Gobierno, el actual Presidente Mauricio Macri, supo construir el PRO, plataforma que le sirvió además para sumar alianzas electorales y “coaliciones” a lo largo y a lo ancho del País como es el caso de Cambiemos.

Por estas horas, Horacio Rodríguez Larreta, actual Jefe de Gobierno porteño, lleva sobre sus espaldas la máxima responsabilidad en ese distrito electoral, de mantener y de ser posible incrementar el caudal de votos, que desde hace años vienen sosteniendo, a pesar del alejamiento de la UCR que impulsa a Lousteau como candidato luego de haber intentado desestabilizar la cohesión interna del espacio. Esta decisión de la UCR, es claramente la intención de ir no sólo por la elección de medio término sino por el 2019.

Frente a esta situación no solo hay una necesidad de volver a ganar en la Ciudad de Buenos Aires, sino en afianzar el espacio y ampliar la pluralidad hacia el 2019,   convertido entonces casi en una obsesión para sus principales dirigentes y “operadores”, entre ellos Diego Santilli, (vicejefe de gobierno) con muy buena llegada a sectores peronistas (disidentes) y también a partidos históricos, como la Democracia Cristiana porteña.

Las expresiones de un sector de las fuerzas vivas de CABA, señalan que la Coalición Cívica de la mano de su máxima referente política Elisa Carrió, y Confianza Pública presidida por Graciela Ocaña, representan a ese sector del electorado la transparencia y la lucha contra la corrupción, en búsqueda de Justicia. La Democracia Cristiana porteña sumada a estas dos fuerzas, potencia entonces el frente “Vamos Juntos”. La historia en la defensa de los derechos humanos (Augusto Conte, Padre de la Plaza), su transparencia y perfil social de la DC y en particular de su máximo referente Carlos Lionel Traboulsi, le aportan al espacio oficialista en la Ciudad “Vamos Juntos” la humanización, tranquilidad y sensibilidad que los vecinos reclaman con énfasis desde hace tiempo.

Por lo tanto, el desembarco de Traboulsi, junto a Carrió y Ocaña, ante las fuertes críticas de la oposición, y ante los gruesos desaciertos de las políticas del Gobierno nacional, en este “juego político” que reclama otros actores en roles protagónicos, y la necesidad de “humanizar” no solo la política, sino lo que ha quedado en el “imaginario colectivo”, luego de los reiterados ajustes, los despidos, y la elevada pérdida de credibilidad oficialista. Sería entonces, más que un fuerte empuje, una bocanada de “aire puro” para seguir creciendo en un espacio que busca, según sus principales referentes, la auténtica pluralidad en la unidad de gestión.

Ensanchar la base política y electoral del PRO, tiene por estas horas en su interior fuertes respaldos por cuanto el alejamiento de la UCR, sin motivos aparentes, dejan en claro las intenciones de recuperar su “statu quo” no solo allí, sino también en la Provincia de Buenos Aires y en el resto del País, donde este escenario 2017, es totalmente diferente al que emergió en 2015, y el que tendremos seguramente en el 2019.

Sostengo que el protagonismo de Martín Lousteau y su espacio es un factor importante, un verdadero llamado de atención al oficialismo, su sola presencia inclina de inmediato la balanza a favor o en contra de las aspiraciones de cualquier oponente, aunque en realidad percibo que su principal aspiración no es competir por el Gobierno porteño, sino por la Presidencia de la Nación en 2019, siendo este 2017 su gran oportunidad para consolidar un espacio político amplio.

Se desprende entonces, que la decisión del PRO de ampliar la coalición porteña y sostenerla en base a valores de lo que representan los aliados para sus seguidores, es proporcional a la necesidad de extender su base electoral, no solo para ganar y mantener el poder, sino también como epicentro político de su gestión, para que se pueda replicar en primer lugar en la Provincia de Buenos Aires, haciendo eco en el interior del País.

En este escenario probable, ante la “crisis” de representación y la posible “diáspora” de electores golondrina que evidencia tener por estas horas el PRO, el rol de la Coalición Cívica, Confianza Pública y la Democracia Cristiana porteña, aunque a algunos les parezca descabellado, es fundamental. Concluyendo que en este puntual escenario, las figuras de Elisa Carrió, Graciela Ocaña y Carlos Traboulsi, en particular este último como un nuevo protagonista en el espacio, son necesarias para las aspiraciones electorales del actual Gobierno porteño.

Los que quieran oír… que oigan.

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