Por Guillermo Cherashny.-

Según fuentes cercanas al gobierno, se calculó que un poco más de 30.000 personas fueron a apoyar a la ex presidente en la citación del juez federal Claudio Bonadío y, si bien el número es importante, cabe señalar que hay 10.000 ñoquis despedidos por el gobierno y otros 20.000 o más nombrados por el anterior gobierno que tienen miedo de que los echen de la administración pública, porque ganan sueldos por encima de lo que paga la actividad privada y hay militantes pagos por intendentes como Mussi, Ferraresi, Espinoza -que estuvieron presentes-, Menéndez, de Merlo, y Sugarchuk, de Escobar, que mandaron micros aunque no asistieron por miedo a que Vidal no les mande ayuda financiera. El que sí asistió con bombos y platillos fue Nardini, de Malvinas Argentinas, quien está bien económicamente por el ex intendente Jesús Cariglino -actual asesor de Federico Salvai, el ministro de gobierno-, que le dejó en plazos fijos dos meses de pagos de sueldos y, aunque mendiga ayuda de la gobernadora Vidal, le dejaron una situación holgada en la intendencia.

Teniendo en cuenta esos datos, mover poco más de 30.000 personas es importante pero recién pasaron 120 días del nuevo gobierno y los despedidos y los que tiene miedo de perder sus sueldos importantes es lógico que apoyen a la ex presidente, y más si esta gente tiene metida en la cabeza que este gobierno no durará mucho y que en pocos meses explotará el conurbano, como dijo Fernando Espinoza, y creen que pueden volver al poder en poco tiempo, lo cual es un disparate, porque el gobierno, después de la salida del default tiene serias chances -no este año pero sí en el 2016- de volver a crecer y ni por asomo está por caer, como predicen los cristinistas. De ahí que en unos meses es muy posible que su poder de convocatoria caerá inexorablementen ya que los que apoyan al actual gobierno, si se desilusionan, de ninguna manera pueden sumarse al cristinismo y La Cámpora.

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