Por Guillermo Cherashny.-

¿Los Nardelli y Padoán son los Carlo Ponzi, Bernie Madoff o Jeffrey Epstein argentinos? A diferencia de los estafadores americanos, tenían una actividad productiva, pero en los últimos tiempos tomaban nuevos créditos para pagar a sus proveedores y no producían nada.

Por más que el presidente y Santiago Cafiero el jefe de gabinete diga que la expropiación de Vicentin sigue firma hay todavía muchas dudas ya que hoy por hoy solo se expropiarían deudas y ninguna ganancia. En efecto el valor de la empresa de molienda soja hoy tiene más deudas que su patrimonio que es muy difícil de calcular porque se sólo se expropiaría la cerealera y la parte que tiene esa sociedad en Renova, el 33 que tiene en conjunto con la suiza Glencore. El problema son las sociedades en el exterior en Uruguay, Paraguay y España, que no entrarían en la negociación y cuyo valor se desconoce. Además, Vicentin tiene una deuda grande con los productores agrícolas por lo cual hasta ahora exporta poco y nada y solo paga los sueldos de los 5000 empleados de la cerealera, los frigoríficos, la algodonera, la bodega y la empresa de flanes y postres que, según sus dueños, funcionan bien. ¿Qué pasaría si el gobierno expropia la cerealera y los Vicentin no pueden pagar los sueldos de las otras empresas, porque los créditos que tomo en el Banco Nación, Ciudad Provincia, Santa Fe, y privados, más 500 millones de dólares de bancos extranjeros se utilizaron para pasar a expandirse con el frigorífico Friar, la bodega Coloso y la sección de postres y flanes de Sancor, que compraron en 100 millones dólares? En el frigorífico Friar invirtieron 200 millones de dólares y no se sabe la friolera de millones que pusieron en la bodega. El valor estos negocios si se pudieran vender es infinitamente menor al que los Vicentin dilapidaron en esos negocios y que son la causa de la convocatoria de acreedores.

Párrafo aparte merece la acusación de que la empresa exportaba desde Paraguay poroto y aceite de soja de origen argentino para evadir el pago de retenciones, de ahí que los bancos extranjeros impusieron un Discovery en la Justicia de Nueva York para averiguar si Nardelli y Padoán tienen cuentas no declaradas en el exterior.

Perotti, el gobernador de Santa Fe, quiere una solución intermedia con YPF Agro, las cooperativas agrarias y el gobierno provincial, o que se haga cargo un grupo local, como Aceitera General Deheza, Molinos o ACA, pero el cristinismo insiste con la expropiación, porque entiende que está en juego la soberanía alimentaria y que con Vicentin pueden manejar el mercado de exportación de la oleaginosa lo cual son dos verdaderos disparates pero así están las cosas. En realidad los hermanos Nardelli y Alberto Padoán se apalancaron con crédito local y del exterior para expandirse a otros negocios que no conocían, alentados por el ex presidente Macri, al cual le bancaban la Fundación Pensar y las campañas electorales de Santa Fe, Buenos Aires y la Nación, y después del reperfilamiento de Lacunza pidieron más crédito al Nación, cuando estaban impedidos por ley de hacerlo y cuando se cortó el crédito no pudieron pagar más. El caso Vicentin podría ser un «efecto Ponzi» a la criolla y el condimento local se da porque en el «efecto Ponzi» se da que un grupo paga intereses de un préstamo que tomó con los nuevos préstamos que le hacen nuevos inversores sin ninguna actividad productiva, aunque en este caso sí había producción, la molienda de soja aunque en este último tiempo no vendían al exterior porque los productores no les vendían más.

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