Por Sebastián Dumont.-

El intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk, tiene varios frentes abiertos, en un gobierno que lleva 80 días y pocas respuestas. Desde que asumió, tuvo que cambiar a varios de sus secretarios, lo que generó una sensación de improvisación importante. El primero que se alejó fue el Secretario de Salud, quien dio un portazo diciendo que no había venido para hacer negocios. Luego se fueron el Secretario de Obras y también el joven Federico Zinn. A ello hay que agregarle que hubo una modificación récord en la presidencia del Concejo Deliberante, donde asumió Acero Cali antes de llegar a la primera apertura formal de sesiones.

Ahora hay versiones de que al área de Salud podría llegar Carlos Ramos, un médico muy cuestionado que en otros tiempos hizo echar Luis Patti luego que se comprobara que estaba haciendo lobby con los laboratorios en tiempos donde se avanzó mucho en los remedios genéricos.

Ariel Sujarchuk trata de equilibrar su imagen de hombre ligado a la agrupación Kolina, pero le es difícil despegarse. Un día se muestra con intendentes moderados y luego va y se saca una foto con Máximo Kirchner. No logra hacer pie en un distrito que conoce poco y su postulación parece haber sido más el producto de un capricho raro que de otra cosa.

Eso se vio evidenciado en la conformación de su primer gabinete, que le duró un suspiro. Y podría sumar más dolores de cabeza. En las mesas políticas de Escobar se habla de la llegada al área de Salud del Dr. Carlos Ramos, quien se desempeña como director del hospital provincial que está en el distrito.

Pero Ramos tiene antecedentes poco claros. Allá por el 2003, cuando Ginés González García era Ministro de Salud de la Nación, se avanzó mucho con la implementación de los remedios genéricos. Y Ramos era alguien que se oponía. Es más, luego de una investigación, se supo que hacía lobby para determinados laboratorios, cumpliendo funciones en el municipio.

En aquel entonces, Luis Patti había dejado la intendencia para darle paso a su ladero, Silvio González. Pero bastó un llamado de Ginés González García para que el ex comisario lo hiciera volar de la planta distrital.

El tema es que ahora podría ser parte otra vez del gobierno de Ariel Sujarchuk y eso genera mucho ruido. Sobre todo en un distrito que, por ejemplo, no ha hecho ninguna campaña de prevención contra el dengue. Llamativa ausencia, sobre todo cuando se sabe que Sujarchuk ha incursionado en trabajos cercanos a los medios de comunicación. En una época era colaborador de Jorge Enríquez, hombre del radicalismo, aunque el actual intendente se niega a reconocer su pasado. Vaya uno a saber por qué.

Los problemas y dolores de cabeza para el nuevo alcalde, que viene de firmar el pacto de San Antonio de Padua, podrían multiplicarse en los próximos meses. Estaría al caer un dato sobre algunos manejos que pondrían los pelos de punta a los defensores de los derechos humanos como Hebe de Bonafini o Estela Carlotto. Rara vida la de Escobar, donde gobernó Patti y ahora eligieron un supuesto progresista. La sombra de los años de plomo se empecina en no desaparecer.

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