Por Sebastián Dumont.-

La propia gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, admitió que recibió algún tipo de amenazas, aunque prefirió no darle demasiado cuerpo y entidad al tema. Pero es cierto que la seguridad de la mandataria preocupa hasta el punto de llevarla a mudarse al barrio de la fuerza área en Morón. Claro que esto también está vinculado al reciente anunciado divorcio de su esposo, el intendente del distrito donde viven, Ramiro Tagliaferro. Pero las intimidaciones y las campañas vienen en distintos formatos.

Desde este medio venimos anunciando, en distintas notas, algunos hechos que llamaron mucho la atención sobre la vida política de Morón, el distrito donde viven los Vidal-Tagliaferro. En el mes de enero se produjeron 40 secuestros extorsivos en el área geográfica del distrito, que encendieron las alarmas en la cercanía de Vidal. El análisis es obvio: si en el distrito donde vive la gobernadora pasa esto, que puede esperarse del resto del conurbano. Es una verdad, pero a medias.

La modalidad del secuestro express se ha naturalizado, lamentablemente, en todo el conurbano. Al parecer, algunas bandas que operaban en el oeste se habrían corrido hacia la zona sur del conurbano, como consecuencia de la persecución que se hizo, sobre todo de algunos jefes policiales -no todos- y también de los intendentes que pusieron énfasis con sus sistemas locales para colaborar con la justicia.

En San Miguel, se habían producido varios hechos durante el verano. El intendente local, Joaquín De La Torre, imágenes de las cámaras en mano, se entrevistó con el fiscal federal de San Martín Paul Starc. El resultado fue que una de las bandas cayó. La misma tenía como base de operaciones la localidad de Willians Morris, un sitio del distrito de Hurlingham que históricamente fue parte de Morón, antes de la división en 1995.

Es verdad también que el titular de la DDI de Morón, el comisario García, pudo dar con la mayoría de los autores de los actos delictivos de esa modalidad descripta que se dieron en el distrito donde durante años gobernó el sabbattelismo.

Pero los hechos extraños que rodean a Vidal no cesaron. Desde el robo a la casa del intendente Julio Garro en la Plata, que se ha tomado como un mensaje de un sector de la bonaerense enojado por las medidas del ministro Ritondo y la mandataria provincial, sin dejar de lado la influencia que anteriores jefes puedan estar ejerciendo aún en varios distritos del conurbano, vinculados incluso a aparatos de inteligencia.

También se adelantó aquí que un sector del cristinismo preparaba en Morón una maniobra para ensuciar a Vidal y Tagliaferro. Algo de eso sucedió el miércoles pasado cuando el ministro de seguridad Cristian Ritondo estuvo en el distrito para la entrega de chalecos y patrulleros a la policía de allí. Desde alguna oficina municipal, en pleno acto lanzaron panfletos donde decían que Vidal lo había dejado a Tagliaferro por ser adicto al juego, y “otras cosas”. La foto que acompañaba el panfleto de mal gusto era una de la gobernadora con su ministro de gobierno.

Quizá este último caso sólo se pueda entender en la locura de algunos fanáticos K que vieron cortados sus negocios a nivel distrital. Pero no deja de ser un hecho más preocupante que rodea a la gobernadora.

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