Por Carlos Tórtora.-

Finalmente, Roberto Lavagna aceptó oficializar su candidatura a presidente este miércoles con un acto en las oficinas ubicadas en Cerrito y Paraguay que le cedió el empresario peronista Carlos Spadone. El lavagnismo llegó a estar la semana pasada en un pozo hasta que el golpe de timón de Sergio Massa al acercarse al kirchnerismo le devolvió oxígeno. El ex ministro de economía cree que “la suma de Cristina, Alberto y Massa es una suma que resta”. O sea que el tigrense dejaría su espacio anti K para no cosechar apoyos nuevos junto al kirchnerismo. Ahora toda la capacidad de seducción de Lavagna está puesta en captar al actual comodín de la política nacional: Martín Lousteau. Éste sigue conversando con el macrismo sobre su eventual candidatura a vice de Macri pero más le atraería desplazar a Horacio Rodríguez Larreta de su cargo. Hasta ahora el lavagnismo sólo proyectó a Marco Lavagna como candidato a jefe de gobierno, pero sería tan sólo una moneda de canje en una eventual negociación. Mientras tanto, el principal operador de Lavagna en capital, Raúl Padró, teje un armado territorial con los sectores del PJ que se enfrentan con la actual conducción partidaria de Víctor Santamaría. Padró fue dos veces legislador porteño y se especializó en ganarle la interna partidaria en Belgrano a personajes como Alberto Iribarne.

Más difícil es la situación en Buenos Aires, donde el armado territorial lavagnista es débil. Al punto tal que se habla de que Ricardo Alfonsín podría ser candidato a gobernador.

La batalla por Santa Fe

Pero este tardío lanzamiento de Lavagna de la mano de la estructura gremial de Luis Barrionuevo se da a pocos días de una verdadera prueba de fuego como son las elecciones provinciales de Santa Fe el próximo 16. No es un secreto que el político de mayor confianza y el del ex ministro de economía es el Gobernador de Santa Fe Roberto Miguel Lifschitz. Las encuestas están divididas entre las que le dan una corta ventaja al candidato del Frente Progresista Antonio Bonfatti y las que lo colocan al peronista Omar Perotti como futuro gobernador. La eventual derrota de Lifschitz sería un golpe difícil de asimilar para Lavagna, que insiste en autodefinirse como un progresista de centro. De ganar Perotti, éste podría pasarle la factura desde el fuerte posicionamiento que significaría gobernar una de las dos provincias más importantes después de Buenos Aires.

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