Por Guillermo Cherashny.-

La Comisión Bicameral de seguimiento del Ministerio Público, presidida por la diputada Graciela Camaño, funcionó poco porque desde el inicio fue saboteada y denostada por Lilita Carrió, cuando impidió que se eliminara por ley a Alejandra Gils Carbó y hubo que esperar un tiempo más para hacerlo.

Cuando se esperaba que se nombrara a alguno de los fiscales que se enfrentaron con la procuradora, el presidente y Carrió inventaron a Inés Weinberg de Roca, cuyo hijo es socio de Ernesto Clarens, con el objetivo de proteger a Angelo Calcaterra y Franco, Gianfranco y Mariano Macri de las investigaciones sobre el soterramiento del Sarmiento y la participación de Odebrecht. El senado no rechazó ni impulsó el nombramiento de Weinberg, pero es un hecho que no será confirmada, ante lo cual Lilita Carrió, con la complicidad de Mario Negri y el aval del presidente Macri para proteger a su familia, avaló este golpe de estado para que Carrió se hiciera cargo de esa comisión con el objetivo de apretar fiscales para acusar a peronistas y zafar a la familia Macri.

En la mira de Carrió está el fiscal Franco Piccardi, quien pidió la indagatoria de Calcaterra en el soterramiento del Sarmiento y lo embargó por una suma importante y también al fiscal que actúa en la causa penal contra el Correo Argentino, que tiene a su cargo el juez Lijo, ahora muy cercano al «tano» Angelici.

El otro objetivo de Carrió era direccionar a los fiscales en la causa de los cuadernos contra los gobernadores peronistas que no firmen la adenda del presupuesto 2019 y también para que encolumnen a sus diputados en el presupuesto del déficit 0 y emisión 0. Como se vio, ni el peronismo, ni el Frente Renovador ni Unidad Ciudadana avalaron la jugada de Carrió, que se victimizó diciendo que no la dejan investigar la corrupción.

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