Por Guillermo Cherashny.-

La semana pasada, Juan Grabois, el líder de la CTEP y según él amigo del papa Francisco, editó un video en donde propone para nuestro país una reforma agraria, lo que generó una sorpresa en el comando del Frente de Todos y sólo una voz lo descalificó y fue Héctor Daer, el triunviro de la CGT, del gremio de la sanidad que lidera «Carlín» West Ocampo, el dirigente gremial más pensante de la Argentina. Daer es el hombre de confianza de Alberto Fernández en el mundo del trabajo y casi seguro ministro de trabajo en el futuro gobierno, por lo cual la desautorización a la propuesta de Juan Grabois demuestra que este joven está en la orilla del Frente de Todos y es considerado un «piantavotos», que en el peronismo es el descalificativo más grave. La última «hazaña» -por llamarla de alguna manera- fue invadir con la CTEP los shoppings más importantes de la ciudad.

En ocasión del cierre de listas, se dirigió a Cristina Fernández criticando que en la lista no había pobres, con lo cual la escalada de Grabois ensuciando al Frente de Todos y asustando a la clase media ya no se interpreta como un infantilismo de izquierda en el Frente de Todos sino que se sospecha que está trabajando para el macrismo.

Es sabida la excelente relación de Grabois con Carolina Stanley, la ministra de desarrollo social, pero nadie cree que la ministra lo dirija para provocar incidentes; no es el estilo de la Stanley. Fuentes del macrismo sostienen que a Grabois lo alimenta Fran Quintana, el presidente de la legislatura porteña, secretario general del PRO nacional y hombre de la estrecha confianza de Marcos Peña, que es mirado con mucha desconfianza por Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, quienes creen que ganan la reelección y lo desplazarían a Quintana de la legislatura, ante lo cual Quintana, en estado de desesperación, le consiguió un subsidio a la hermana de Grabois y ahora está atrás de la andanzas de Juan Grabois con el fin de asustar a la clase media y evitar un posible ballotage con Matías Lammens.

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