Por Carlos Tórtora.-

La visita de Alberto Fernández al departamento de Cristina Kirchner en Uruguay y Juncal se dio en un marco de definición del futuro gabinete nacional. La descripción más adecuada del rol que asumió CFK en las designaciones que va a hacer Alberto es la de sacarles bolilla negra a una serie de ministeriables. O sea que Alberto finalmente le reconoció a ella poder de veto, lo que implica una fuerte participación en el poder. La lista de los vetados por la ex presidente tendría un poco de todo. Un caso es el de Martín Redrado, candidato a secretario de finanzas o presidente del Banco Central, al que Cristina no le perdonaría haber declarado como testigo contra ella en la causa del dólar futuro. Otro que paga por sus acciones es la mano derecha de Sergio Massa, Diego Bossio, cuyo alejamiento del kirchnerismo para pasar a revistar en el massismo estuvo llena de acusaciones y golpes bajos.

Sorpresiva es la inclusión en la lista negra del ex jefe de gabinete Juan Manuel Abal Medina. En este caso, se trata de otro episodio judicial. El ex jefe de gabinete declaró como testigo en la causa de los cuadernos que había visto pasar las valijas con dólares y euros por la Quinta de Olivos y a partir de esto Cristina le retiró el saludo.

Ibarra perdonada

También hay en esta colorida lista casos más leves, como el del amigo personal de Alberto y ex embajador en las Naciones Unidas Jorge Argüello, mencionado para diversos cargos. A él se lo acusa de haber sido servil con el macrismo, del cual aceptó cargos y beneficios diplomáticos. También por reyertas políticas figuran con bolilla negra la diputada nacional massista Mirta Tundis y el ex Ministro del Interior Florencio Randazzo, a quien CFK no le perdona haberla enfrentado electoralmente en el 2017. Finalmente tenemos a Juan Manzur, el gobernador más comprometido con Alberto, que pudo ser Ministro de Salud, pero no con el veto de ella. Manzur maniobra para colocar a su socio Pablo Yedlin en la citada cartera. Finalmente se puede citar un caso en el que se habría levantado la bolilla negra. Es el de Vilma Ibarra, que publicó un libro muy crítico sobre Cristina Kirchner pero que ahora Alberto rescataría nada menos que para Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia.

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