Por Carlos Tórtora.-

El equilibrio inestable en el vértice del poder comienza a modificarse a partir de la asunción de Silvina Batakis en el Ministerio de Economía. Cristina Kirchner ganó la batalla por el control del palacio de hacienda y desde ahora, como la nueva ministra aplicaría las recetas kirchneristas, a ella le resultaría mucho más difícil criticar y colocarse a distancia del gobierno. Ahora la expresidenta está bastante atada a la suerte de Batakis y ésta no podría argumentar que desde el gobierno entorpecen su gestión, como lo hizo -y con razón- Martín Guzmán. Claro que ella siempre va por más y este último fin de semana ya le habría planteado a Alberto que Emilio Pérsico, Daniel Menéndez y Fernando Chino Navarro, secretario y subsecretario en Desarrollo Social y subsecretario de Presidencia el último, deben salir del gobierno, porque representan una amenaza piquetera contra el kirchnerismo. En el albertismo piensan que esta medida podría desencadenar una cuota de violencia callejera; pero ella no afloja y quiere limpiar el gobierno de disidentes.

Así las cosas, con Batakis al frente de la economía, Cristina está obligada a cogobernar y no puede dejarlo a Alberto que avance con su propia iniciativa. Si éste se allana, la figura de presidente títere le cabria entonces cómodamente. La hipótesis contraria, es decir, que el presidente reaccione y ejerza el poder, ya no es contemplada ni siquiera por los albertistas más acérrimos. Todo esto no quiere decir en lo más mínimo que Alberto esté próximo a tirar la toalla y renunciar. Jaqueado, se aferra a los restos de su poder y estaría dispuesto a seguir aguantando a través de su precaria alianza con Sergio Massa. Este último esquivó la oportunidad de ser jefe de gabinete -ya lo fue con Cristina- tal vez convencido de que la etapa que se inicia es una verdadera trituradora política.

Con el reloj en contra

Como siempre ocurre con las segundas partes, el tiempo del que dispone Batakis para bajar la inflación es muy corto. El kirchnerismo no puede entrar en el año electoral con estos guarismos y la ilusión de relanzar la candidatura de Cristina descansa sobre todo en este objetivo. Otro que aparece ganando terreno es Daniel Scioli, ya que Batakis fue su ministra de economía en Buenos Aires. Pero para Scioli también corren plazos perentorios, porque debe mostrar resultados de su gestión a la brevedad.

Otro de los personajes en danza, Axel Kicillof, también sale fortalecido, porque la nueva ministra le aseguraría financiamiento fresco a Buenos Aires.

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