Por Guillermo Cherashny.-

Una interna salvaje se desató en el gobierno luego del programa de Jorge Lanata en el cual Martín Lanatta, el condenado por el triple crimen de General Rodríguez, acusó como autor intelectual del mismo a Aníbal Fernández, implicándolo además en el tráfico de efedrina con destino a fabricar drogas de diseño. La instrucción que partió de Olivos fue categórica: todos los altos funcionarios debían solidarizarse con el jefe de gabinete. La expectativa oficial es que en los próximos días el tema pase al olvido, lo que es muy difícil que ocurra salvo que, aplicando la ley de la tensión mayor, surgiera un nuevo escándalo de magnitud aún superior a éste en la opinión pública. Mientras tanto, en el enrarecido clima electoral bonaerense se empiezan a percibir efectos bastante inusuales en la política argentina de las últimas décadas. Por ejemplo, en muchas iglesias católicas del conurbano y del interior de la provincia de Buenos Aires las homilías adquirieron un marcado contenido político. Así es que, en un recuento realizado por operadores de inteligencia del gobierno, se detectaron una numerosa cantidad de sacerdotes que dieron sermones sugiriendo que se debe votar a Julián Domínguez el domingo próximo en las PASO del Frente para la Victoria.

Jugando todas las cartas

El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación habría acordado con el Papa Francisco la ejecución de un programa intensivo para reducir el consumo de paco en los sectores más desprotegidos. Si bien es cierto que Domínguez no es por ahora una figura muy popular, la denuncia del domingo contra su rival Aníbal Fernández le aportó altas dosis de conocimiento público. Esto más los ataques del jefe de gabinete contra su persona.

Anteayer a la noche, en el programa de Marcelo Tinelli, Domínguez bailó una chacarera y esto le aumentó el rating. Entonces apareció la crítica del jefe de gabinete diciendo que fue a festejar su desgracia en lo de Tinelli, lo que reforzó su conocimiento público.

Está claro que el resultado electoral es incierto. Ahora hay que computar la influencia de las misas, sobre todo en el Gran Buenos, de aquí hasta el domingo. Sobre todo teniendo en cuenta que las misas no entran en el período de veda y que el grueso de la concurrencia se produce a los templos los fines de semana. El caso es que la prédica politizada de muchos curas apuntaría a las madres de bajos recursos diciéndoles que deben salvar a sus hijos del vicio del paco. En el amplio espectro de las iglesias cristianas no católicas, sólo algunas congregaciones les están sugiriendo a sus fieles el voto a Domínguez. El domingo se sabrá si esta operación de la Iglesia es decisiva para la suerte electoral de Domínguez. Mientras, en una reacción instintiva de autodefensa, el kirchnerismo duro apoya sin fisuras al jefe de gabinete.

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