La guerra de “La Cámpora” demuestra que el amor incondicional por la familia Kirchner no es tal y que los panqueques están a la orden del día. Máximo lleva adelante un plan para que sus, hasta ahora, incondicionales compañeros no se terminen de teñir de naranja. El avance sciolista contra los jóvenes K que comanda el hijo de la Presidenta. La batalla ya está declarada.

El hasta ahora núcleo duro de “La Cámpora” lo componen a Máximo Kirchner, Andrés Larroque, Eduardo “Wado” de Pedro, Juan Cabandié, José Ottavis y Axel Kicillof.

La ideología de “La Cámpora” se inspira en el neomarxismo gramsciano propuesto por el ya fallecido Ernesto Laclau. Hasta su muerte, Laclau vivió cómodamente en Inglaterra, en una democracia liberal donde se respetan aquellos derechos individuales como la libertad de prensa y el derecho de propiedad que propuso limitar en nuestro país. Es la típica hipocresía de muchos intelectuales de izquierda.

Pero no todo es color de rosa en la política y el poder-dinero hace cambiar de parecer a cualquiera. Y más a este grupo de mercenarios que quieren perpetrarse en el poder para toda la vida. Eso lo aprendieron de sus líderes: Néstor y Cristina.

“Sciolizados» vs. “Los Camporistas fieles”

En el primer grupo estarían los más permeables: Eduardo “Wado” De Pedro, Mariano Recalde y Julián Álvarez, quienes ven a Scioli como Presidente pero no “de transición”.

Máximo Kirchner, el hijo de la mandataria nacional y creador de “La Cámpora”, es quien lidera el ala dura contra la “sciolización” de gran parte del oficialismo y quien afronta aquella virtual división. El nene de Néstor y Cristina es el encargado de declararle la guerra a Scioli. Junto a él también forman parte Andrés “Cuervo” Larroque y, en menor medida, Ottavis, quien intentó un acercamiento a la juventud bonaerense, más precisamente a Domingo “Mingo” Angelini, ahijado de Scioli y creador de la Juventud de “La Ola Naranja”; pero no tuvo suerte pues los “naranjas” lo quieren lejos por haberle “jugado mal” en los dos últimos años al gobernador.

Wado De Pedro tendría arreglado por detrás de Máximo ser el presidente de la Cámara de Diputados. Cuando el hijo de la Presidenta se enteró, lo llamó inmediatamente para retarlo.

El gran miedo de Máximo

El líder de “La Cámpora” ya no es tan respetado por sus pares como lo era antes. Sus compañeros de militancia ya no aceptan sus directivas. No acatan (Máximo estaba acostumbrado a eso). Su gran preocupación es quedarse sin espacios ni nombramientos para sus cuadros militantes en una eventual gestión sciolista. Algo que con mamá Cristina tenía más que asegurado. Odian fuertemente la idea de Scioli: “La continuidad con cambios”.

Scioli logró robarse a Mariotto: ¿Zannini se vestirá de naranja?

El gobernador bonaerense y candidato a presidente por el Frente para la Victoria, aunque le pese a Máximo, sabe lo que es vivir con la presión de un vice ultrakirchnerista. Durante cuatro años, el encargado de seguir sus pasos fue Gabriel Mariotto. Ahora, si es elegido presidente, soportará la marca de Carlos Zannini, tal vez el hombre más cercano a Néstor y Cristina Kirchner desde sus tiempos en Santa Cruz.

El gobernador fue lijando suavemente su relación con Mariotto. En un par de años logró que dejara de ser un perrito faldero de Cristina Kirchner para convertirse en uno de los defensores más grandes que tiene el sciolismo y el encargado de transformar a todos los kirchneristas en sciolistas.

Zannini es el caballero encargado de la retirada de la reina Cristina. Muchos creen que el poder y el dinero ya lo cegaron y hasta podría traicionar al grupo de personas que creó su personaje. Voces del sciolismo tuvieron, en un principio, miedo de que el “Chino” sea una soga en el cuello para el gobernador. Cuando recalcularon, se dieron cuenta de que el poder de convencimiento de Daniel iba a lograr convertir a Zannini en un militante más de la cultura naranja. Y lo logró.

Jugada antes de la retirada: la traba de Cristina y Máximo para que Scioli no les gane a los Fondos Buitre y pueda volver con poder en 2019

Si Daniel Scioli llega a ser presidente y quiere arreglar con los fondos buitre, tendrá que derogar dos leyes y contar con mayoría propia en el Congreso. Cristina y Máximo Kirchner.

El problema es que más allá de la disputa judicial que se desarrollará en los tribunales de Nueva York, el próximo gobierno necesitará contar con el aval del Congreso, algo que en este momento se ve difícil. La idea de Máximo es hacerle la vida imposible a Scioli desde el Congreso.

La primera ley es la 26.886, sancionada en septiembre de 2013, cuando Cristina intentó mostrar una mayor predisposición a un acuerdo y derogó la Ley Cerrojo de 2010, que directamente impedía hacer oferta alguna a bonistas que no hubieran entrado en los canjes. En su artículo cuarto, esta ley le prohíbe taxativamente al gobierno “ofrecer a los tenedores de deuda pública que hubieran iniciado acciones judiciales, administrativas, arbitrales o de cualquier otro tipo un trato más favorable que a aquellos que no lo hubieran hecho”, lo que da por tierra con cualquier tipo de negociación que quiera encarar el sucesor de Cristina con los holdouts. ¿Qué quiere decir esto? Se volvió a abrir el canje, pero se ofrecían las condiciones de siempre, que los holdouts rechazaron una y otra vez.

El próximo presidente deberá derogar la ley cerrojo y la que saca de Nueva York el lugar de pago de los bonos.

Por otro lado, luego de que la Corte Suprema de EEUU rechazara tratar el caso argentino y el fallo de Thomas Griesa quedara firme, la presidenta mandó al Congreso un proyecto para cambiar el lugar de pago de los bonos. Esa plata nunca llegó a los acreedores, ya que nunca vinieron a buscarla, por lo que pasó a engrosar las reservas del BCRA. Según los cálculos de los economistas, sumarían más de U$S 2000 millones.

A estas dos leyes podría sumarse una más que complicaría un arreglo, que el oficialismo buscará aprobar en el Senado. Se trata del proyecto que propone declarar “de interés público” los nueve principios básicos de reestructuración de deudas soberanas que aprobó la ONU por iniciativa argentina y que se sumó a una serie de leyes que envió Cristina al Poder Legislativo con el objetivo de condicionar a su sucesor.

Al no contar con la mayoría propia que hoy tiene el kirchnerismo, el próximo gobierno no tendrá la opción de sancionar leyes a su antojo, abriendo y cerrando los canjes de deuda, como lo pudo hacer la presidenta en los últimos años.

¿Se le complica el regreso de Cristina en 2017/2019?

El temor que tiene Máximo que muera “La Cámpora” por culpa de Scioli es perder el poder que tuvieron por tantos años. La idea del hijo de la Presidenta es que el país no crezca con el sciolismo a la cabeza y, para el 2017, Cristina vuelva a presentarse como candidata para el Congreso. Si todo sale bien, luego podrá ser candidata a presidente en las elecciones del 2019.

En el caso de que todos los kirchneristas se pasen a la ola naranja, Cristina pierde territorio. Ya sus amigos no le llevan el apunte y se compraron la remera de Scioli para la Victoria. Si mamá pierde, el nene pierde. Necesita que sus aliados de “La Cámpora” no se panquequeen.

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