Por Carlos Tórtora.-

El frente de tormenta que castiga al gobierno parece darle una pausa después de la presentación por Javier Milei del proyecto de presupuesto en el Congreso. Son varias las versiones que indican que la relativa calma de estos días está precediendo una reactivación de la lucha interna.

Para empezar, Patricia Bullrich -de imagen muy caída después del gaseo a los jubilados y a la nena- proclama eufórica que se está ocupando de aumentar el apoyo a Milei en la Cámara de Diputados. Una función que claramente le corresponde a Guillermo Francos, que mastica en silencio su enojo.

A todo esto, Milei se ufana ante sus íntimos de que el voto de apoyo al veto en Diputados lo consiguió él, en una crítica bastante directa a Martín Menem, sobre cuya continuidad en la presidencia de Diputados hay dudas. El riojano también está en la mira, porque en el acto del domingo en el Congreso sólo dieron el presente 26 de los 38 diputados de La Libertad Avanza.

Otro conflicto que puede repotenciarse es la tensión entre Karina Milei y Santiago Caputo, al que ya se acusa -como pasó antes con Nicolás Posse- de usar la SIDE para operaciones en la interna del gobierno.

El dilema de la marcha universitaria

El presidente, corrido por el plazo legal, deberá firmar su veto a la ley que aumenta el presupuesto universitario. Se precipitaría así una movilización universitaria que sería masiva, a juzgar por el antecedente de la anterior marcha universitaria.

Esta cuestión tiene muy preocupado al gobierno por distintas razones. Para empezar, luego de lo ocurrido con los jubilados y la nena, la imagen de la represión está por el piso y la mano dura está generando una reacción social cada vez más grande. Bullrich es partidaria de no aflojar pero en el entorno de Milei hay voces que sostienen que se deben ablandar los operativos policiales. Hasta ahora, el esquema oficial consistió en ser estrictos con las movilizaciones chicas pero no presionar demasiado con las grandes.

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