Por Carlos Tórtora.-

Sergio Massa se alejó de sus colegas de Alternativa Federal al realizar en los últimos días una nueva aproximación a Cristina Kirchner en medio de comentarios que hablan de una probable reunión pública de ambos. Una eventual alianza entre los dos, aunque sea transitoria, serviría para contrapesar el nuevo polo que se está formando en torno a Roberto Lavagna, quien se sacó ayer una foto con Miguel Ángel Pichetto.

Estos nuevos posicionamientos en algún caso no dejan de llamar la atención, ya que Lavagna está estrechamente ligado a Massa quien promociona a su hijo Marco para Jefe de Gobierno de la capital. El ex ministro de economía opera sobre la dirigencia peronista desde afuera hacia adentro. Es decir que hace pesar sus influencias en la UIA, la CGT y el radicalismo.

Por otra parte, CFK sabría perfectamente donde le aprieta el aparato a Lavagna y es en su postura de evitar cualquier confrontación interna. Por ejemplo, un acuerdo para realizar una primaria común entre ella y Massa dejaría descolocado al ex ministro de economía, que no se anotaría para la confrontación.

Obviamente este cuadro de situación recién empieza a esbozarse y faltan dos pasos fundamentales. Que Lavagna se lance a la carrera y que mida en las encuestas lo suficiente como para polarizar con Cristina.

Una nueva polarización

En el gobierno miran con creciente recelo la instalación de Lavagna en tanto la misma pueda derivar en una presión sobre la ex presidente para llevarla a un renunciamiento histórico. Ayer Mauricio Macri no se privó de reunirse con Alicia Kirchner en su paso por Santa Cruz y los medios que más transmiten la línea que sale del despacho de Marcos Peña omiten totalmente la figura de Lavagna mientras que promocionan a Massa. En el nuevo panorama, habrá que ver qué hace Juan Manuel Urtubey si Lavagna termina apuntando a convertirse en la figura representativa de Alternativa Federal. Como no es la primera vez que pasa en el peronismo, el factor sorpresa vuelve a tener un rol fundamental. Lo mismo ocurre en Buenos Aires, donde la amenaza del desdoblamiento electoral acelera la carrera por las candidaturas a gobernador. Los intendentes del PJ quieren a uno de los suyos -Martín Insaurralde o Verónica Magario- en tanto que Cristina sigue blandiendo el nombre de Axel Kicillof, su abanderado.

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