Por Carlos Tórtora.-

Los índices de aprobación del gobierno nacional pronunciaron su baja en los últimos días, probablemente incluidos por dos factores: Los jubilados son 9 millones, o sea la primera minoría del país y, por lo demás, la palabra del Papa gravita sobre la mayoría de los católicos, que van colocándose en las antípodas de Javier Milei.

Este entonces redobla la apuesta de su política económica. A la luz de su corta experiencia política, Milei se confía en que no deberá pagar un costo político muy alto por su política económica. Se basa en que la tolerancia al ajuste parece tener una elasticidad infinita. O sea que, aunque el malestar siga creciendo, no se producirían estallidos sociales ni protestas masivas que puedan desestabilizar al gobierno. La Casa Rosada computa a su favor la ausencia de liderazgos importantes, excepto el de Cristina Kirchner, que está averiada.

Después de al ajuste: Redoblar la apuesta

Obviamente Milei juega con fuego, porque hasta ahora le fue bien. En realidad, ningún dirigente o analista estaría en capacidad de decir hasta dónde se estirará la tolerancia social al ajuste.

Los libertarios confían en que, si la economía da algunas señales positivas en las últimas semanas, esto alcance para atenuar el malestar. Por otra parte, el acuerdo sotto voce entre la CGT y el gobierno es una barrera de contención a una parte de la protesta, la de los sindicalizados.

Hasta ahora Milei la sacó barata redoblando la apuesta. Pero la caída en las encuestas indicaría que todo está por cambiar.

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