Por Guillermo Cherashny.-

En la Casa Rosada están optimistas en que, ante el casi seguro triunfo en la provincia de Buenos Aires y Santa Fe ante el cristinismo y en otros distritos ante peronistas no K por la ola pro-gobierno que se avecina, le permitirá que el peronismo no K los apoye con las reformas de mercado que el gobierno cree que son imprescindibles para que la economía siga creciendo los años próximos.

Esta interpretación es por lo menos ingenua, ya que en el peronismo no kirchnerista, que durante 2016 ayudó a la gobernabilidad, analizaron que la polarización forzada por el gobierno con el cristinismo los grandes perdedores fueron ellos, como el gobernador Juan Schiaretti y Gustavo Bordet de Entre Ríos y un triunfo escaso de Domingo Peppo en El Chaco, y lo mismo pasó en La Pampa, San Luis y Neuquén.

Cabe señalar que el senador Adolfo Rodríguez Saá y el diputado Raúl Pérez del FR, quienes facilitaron el DNU que elimino el AFSCA y la creación del ENACOM en un asunto tan sensible como los medios de comunicación, no estarán al lado del gobierno, porque el puntano se alió con los K y Raúl Pérez, que está dispuesto a ayudar como todo el massismo, el gobierno ha decidido prescindir de Sergio Massa y sus diputados para esta oportunidad y piensa que dividiéndolos podrán arreglar con los cordobeses. Éste es un craso error. Carlos Caserio, el senador cordobés, como los diputados nacionales de la docta que responden al liderazgo de José Manuel de la Sota están en pie de guerra. En efecto, el varias veces gobernador interpreta que la cercanía de Juan Schiaretti con Mauricio Macri fue la causa de la derrota más importante que sufrió el cordobesismo en su historia y está en una posición inflexible frente el reparto del impuesto al cheque, donde las provincias reciben menos del 30% y el gobierno el 70%. Pues bien, De la Sota quiere invertir esa ecuación pero el gobierno decidió pasarle la recaudación del tesoro a la ANSES para que las provincias no reclamen los fondos de los jubilados. No sólo el impuesto al cheque estará en discusión sino la coparticipación de impuestos y el juicio que Buenos Aires inició en la Corte para recuperar el fondo del conurbano a costa de las provincias será un casus belli.

La intención del gobierno de que los senadores del bloque federal, como Rodríguez Saá, Caserio y Carlos Luenzo de Chubut, en vez de encontrar recepción a las reformas, se encontrarán frente a una férrea oposición. El peronismo no K no volverá a regalarle al cristinismo la posición política de enfrentamiento contra el gobierno, porque las elecciones demostraron que los que ayudaron con la gobernabilidad perdieron votos y los que tiraron piedras ganaron.

Así las cosas, el gobierno, en minoría en ambas cámaras, tendrá una ardua tarea para lograr consensos similares a los del 2016.

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