Por Carlos Tórtora.-

Las tensiones internas en el cristinismo van en aumento a medida que se va afianzando la candidatura a presidente de Cristina Kirchner. Un ejemplo es la candidatura a gobernador del intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde, que ahora está generando resistencias, sobre todo porque se posicionó bien en las encuestas y habla a diario por teléfono con la ex presidente. Así es que desde un sector de La Cámpora habrán salido las fotos con lujo de detalles del departamento cinco estrellas que Insaurralde le habría comprado a Nicolás Caputo en Puerto Madero y que se publicaron en un sitio de periodismo político. Es que, aun cuando está debilitada por divisiones internas, La Cámpora se propone resistir el avance de Insaurralde y levanta la candidatura a gobernador de Axel Kicillof, una garantía contra el avance de los intendentes.

Reelección al precio que sea

Estos últimos temen que CFK quiera imponer los candidatos a dedo, lo que ya se notó en la campaña electoral del año pasado, donde competían sólo candidatos a legisladores, más cuanto ahora se trata de la presidencia. En otras palabras, que para el 2019 ella podría exigir, a cambio de su apoyo a cada intendente, reservarse la última palabra de la lista de candidatos a legisladores provinciales y nacionales. Un canje que reforzaría al cristinismo pero dejaría debilitados a los alcaldes que, no obstante esto último, cederían todo lo que sea necesario con tal de conseguir su reelección.

En otro orden de cosas, Insaurralde también está en el ojo de la tormenta porque intenta instalarse como el primer interlocutor de María Eugenia Vidal en el conurbano. Por este rol compite nada menos que con Sergio Massa, con sus filas despobladas de intendentes pero deseoso de convertirse en una especie de intermediario entre los barones del conurbano y la gobernadora.

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