Por Guillermo Cherashny.-

Todavía no se sabe si le impedirán a Florencio Randazzo competir en las PASO contra la ex presidente si ella compite o si designa un candidato, pero los fuegos artificiales se lanzan de un lado a otro y, como se prevé, todo termina en la justicia electoral. Y si se le permite al ex ministro del interior y transporte competir el 13 de agosto, es muy probable que esta primaria termine con violencia, como es característica en el peronismo y especialmente en el kirchner-cristinismo.

Todos recuerdan las PASO del 2015 entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez, donde se acusaron mutuamente de hacer fraude y que generó rumores de que Fernando Espinoza y Granados, el ministro de seguridad, con un binguero, movieron una suma millonaria para que los hermanos Lanatta, condenados a perpetuidad por el triple crimen, declararan en forma verosímil que Aníbal Fernández era el jefe del narcotráfico, lo que permitió que María Eugenia Vidal ganara las elecciones para la gobernación mediante un importante corte de boletas que decidió no sólo la provincia de Buenos Aires sino la presidencia de la Nación.

Hoy Espinoza es el presidente del PJ y está alineado con la lista de unidad que propone Cristina y Alejandro Granados, intendente de Ezeiza, todavía no alineado con la ex presidente pero muy cercano a Cristian Ritondo, ministro de seguridad de Vidal, hacen prever alguna operación para desbancar a Cristina o a Randazzo con los mismos dos bingueros alineados con el dúo Granados-Espinoza, y no sólo acusaciones televisivas sino el riesgo cierto de que, si hay PASO entre Cristina y Randazzo, termine a los tiros.

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