Por Guillermo Cherashny.-

Todos los economistas ortodoxos se sorprendieron de las condiciones laxas o suaves del board del FMI para aprobar un acuerdo con la Argentina, ya que no exige reforma laboral, impositiva o previsional y un déficit fiscal del 2,5% del PBI y del 1,9% para el 2023, lo que parecía imposible de obtener. Guzmán chocaba contra los funcionarios de carrera del fondo, entre ellos, un hiperortodoxo que fue presidente del Banco Central de Brasil y que para el consenso del mercado local le exigiría el 1% y para el 2023 el 0% de déficit. No era cierto pero de ninguna manera el board le aceptaría el 2,5% que finalmente se logró para este año y encima sin bajar el gasto público, para lo cual el ministro de economía por orden del presidente lo llamó a Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados, para que aportara el apoyo político imprescindible de la Casa Blanca para que finalmente la decisión sea política y no económica, como la manejaba Guzmán, sin terminar de cerrar el acuerdo.

Fuentes seguras afirman que ese apoyo clave lo hizo Jack Rosen, presidente del congreso judío-americano y uno de los principales donantes del partido demócrata. Rosen es un magnate inmobiliario de la costa oeste y es nieto de víctimas del holocausto y en los Estados Unidos se lo considera un «hacedor de presidentes», porque pese a su filiación demócrata fue muy distinguido por Bush padre e hijo; pero últimamente fue clave en apoyo a Joe Biden en las primarias demócratas y en la elección general frente a Trump. Su influencia en la Casa Blanca es tal que Biden no modificó la política pro Israel de Donald Trump, que fue muy diferente de la que sostuvo Barack Obama, a la cual Biden apoyó como vicepresidente; pero ahora cambió radicalmente.

Rosen, a los políticos que le interesan, los recibe en su casa particular del Upper East Side, una de las zonas más coquetas de New York, cerca de la torre Trump y del conocido restaurant Cipriani. En septiembre del 21, Rosen recibió a Massa en su domicilio particular y el líder del Frente Renovador le señaló que en el gobierno de Alberto Fernández no se permitirá ningún vestigio de antisemitismo, cuestión que se cumplió en nuestro país, aunque el gobierno argentino no votara algunas veces contra Israel, pero a la comunidad judía americana le importa que en la Argentina, que tiene la quinta colectividad judía mundial, no se produzca ningún acto antisemita, de ahí que Rosen esté interesado en ayudar a la Argentina para que no caiga en default. De este modo, el entendimiento entre el FMI y la Argentina tuvo un claro ingrediente político que hizo apartar al board del organismo financiero de sus exigencias habituales.

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