Por Guillermo Cherashny.-

Morales ganó ampliamente las elecciones a gobernador de Jujuy y Sergio Massa ganó también como candidato a presidente en las PASO en esa provincia, único distrito donde se pudo imponer sobre Scioli y Macri.

En una recorrida de Gerardo Morales con Sergio Massa durante la campaña electoral, fueron recibidos con vallados en varios lugares, donde les arrojaron proyectiles y donde el hoy gobernador prometió que se iba a respetar la ley, manteniendo los planes sociales pero desbaratando la mafia que lidera Milagro Sala, que bien pudo comprobar Jorge Lanata cuando fue a hacer uno nota y le robaron la cámara.

El viernes, el juez ordenó la detención de la líder de la Tupac Amaru por instigación a cometer delitos y tumultos, denuncia a la que Morales piensa agregar la estafa de 29 millones de pesos que sus secuaces se llevaron en efectivo del Banco Nación y el Macro.

Sala obligaba a sus afiliados a entregar los cheques que les enviaban desde la Nación para que los endosaran sus colaboradores más cercanos, que retiraban el efectivo, y ella repartía lo que se le daba la gana. Lo mismo ocurría con las viviendas: las construía pero no les daba los títulos de propiedad, lo que demuestra que la líder del movimiento social violaba varios artículos del Código Penal para tener capacidad movilización hacia la Capital Federal y constituir un gobierno paralelo en Jujuy.

Fue tolerada, desde ya, por la ex Presidente y el Papa Francisco, que inexplicablemente la recibió en Roma varias veces.

La pulseada en Jujuy es una prueba de fuego para Macri y Morales porque, si se mantiene la firmeza, respetando las decisiones judiciales, se creará un ejemplo para todos el país y para que los planes sociales se bancaricen y lleguen a los beneficiarios, terminando así con la intermediación parasitaria de las «orgas» cristinistas, que convocaron para mañana a una marcha en la Plaza de Mayo, intentando reunir la misma gente que fue a solidarizarse con Víctor Hugo Morales.

Este tipo de movilizaciones corren el riesgo de desgastar a la militancia, salvo que todos los que concurren están nombrados en el Estado y por tanto se movilizan en defensa propia.

Aunque no hay que subestimar la épica cristinista. Así es que en el Estado nacional y en la gobernación de Buenos Aires renovaron los contratos hasta el 29 de febrero, para evitar desórdenes. Pero en poco tiempo el gobierno deberá demostrar firmeza en las decisiones que tome.

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