Por Rubén Lasagno (Agencia OPI Santa Cruz).-

Lo increíble es moneda corriente en esta Argentina. El diario La Nación publicó un inédito reclamo de una “diputada” del Frente Renovador, quien interpuso un amparo judicial para que le paguen el sueldo de un cargo virtual, controvertido, inútil, testimonial e innecesario para el país y la democracia, como el del Parlasur. Reclamó su sueldo, nada menos que el día 29 de marzo, popularmente conocido como el día de los ñoquis. ¿Verdad o consecuencia?, o tal vez, coincidencia.

Bromas aparte, la “diputada” no se puso colorada a la hora de reclamar sus haberes, aunque sabe que se trata de un cargo dibujado, invento del kirchnerismo y sus aláteres populistas latinoamericanos, que encontraron el refugio adecuado para seguir lucrando a costa del erario público que pagamos todos los argentinos. Pero en ese tren no viajan solos.

Otros, que blanden las banderas de la “nueva política”, no dejaron pasar la oportunidad de subirse al vagón de cola de la política y filtraron sus nombres entre las largas y tediosas listas sábanas, para entrar, aunque sea por la banderola, a la política pequeña, egoísta, hipócrita y servil de burócrata recién iniciado. Ninguno de ellos, seguramente, si fueran a una votación abierta en sus provincias, donde el electorado juzgue sus valores, propuestas e intenciones, habría accedido formal y legítimamente a un cargo electivo.

La “diputada” del Parlasur, por el Frente Renovador, Fernanda Gil Lozano, presentó el día 29 de marzo (popularizado como el día del ñoqui) un Amparo judicial para obligar al gobierno de Mauricio Macri a que “cumpla con la ley” -indica la mujer- a quien, no sólo no le pagan el sueldo, sino que no posee ni oficina ni teléfono, señala el diario La Nación.

La “diputada” no para allí; se quejó porque el gobierno nacional “no” les “proveyó ni reembolsó” los recursos, para cumplir con su presencia en las reuniones y sesiones del órgano legislativo regional, y retrucó: “Nos estamos manejando con precariedad” (¿?).

Pero fue un poco más allá y dijo sentirse “avergonzada” por la actitud del gobierno y manifestó “Me da mucha vergüenza utilizar este método con un gobierno que se dice abierto y democrático. No tenemos lugar a una conversación. Pedí dos veces entrevistas con (el jefe de gabinete) Marcos Peña, tuvimos un llamado a reunión con (la ministra de Relaciones Exteriores, Susana) Malcorra en enero, pero lo suspendió y no volvimos a tener noticias”. Observación: me cuesta creer que sienta vergüenza y menos, mucha.

La utilidad de lo inútil

Planteado el título como un oxímoron pero con distinto sentido conceptual que el usado por el filósofo Nuccio Ordine en “El Acantilado”, podríamos decir que el Parlasur, viene a ser una de esas cosas inútiles que terminan siendo útiles, en este caso para algunos privilegiados que logran perforar la fe pública y se sirven de la democracia con la propuesta lúdica de burlarla cuando pueden y que aún así, quieren que haya quienes sigan creyendo en ellos y si es posible, votándolos.

El Parlasur, es un organismo simbólico, sin funciones (recién se habilitará en el 2020) cuando los que están hoy dejen de estarlo. Hasta el año 2014 era ad honorem; al menos se correspondía la decencia de los “parlamentarios” de no cobrar un peso por una tarea simbólica, que no se cumple en la práctica, con los tiempos de carestía y ajuste del cinturón que el gobierno nacional le pide a los trabajadores quienes diariamente luchan para estirar sus magros y retrasados salarios.

Pero en el 2015, cuando el kirchnerismo vio la oportunidad de meterse allí para rascar el fondo del tarro donde está la plata fácil, utilizando para ello las artimañas que permite “consensuar” en la voluble democracia argentina, armó su casita en el árbol para que algunos de sus refugiados de la década ganada, jugaran a ser legisladores de nada y cobrar como si lo fueran de mucho.

Y tras la excusa de “si no ocupamos ese lugar nosotros, lo van a ocupar ellos”, una oposición con los mismos valores que el oficialismo, se justificó a la hora de estampar sus nombres en las listas que, por arrastre, metería a los “candidatos” en esa cloaca de ignominia democrática, que es el Parlasur, literalmente renombrado por mí como “Paralaverso” (debido a la mentira que rodea a su existencia) o “Parlañoqui”, en virtud de ser reducto de 43 personas (26 corresponden al FPV (¡Cuándo no!), 12 al oficialismo y 5 al peronismo disidente) que cobran una vez al mes, sin trabajar y con un periodo pre determinado de cuatro años, en el que no harán más que vivir una ficción, a costilla del pueblo por lo cual piden ser remunerados.

La denuncia de la “diputada” del Parlañoqui, quedó radicada en el Juzgado Nro. 3 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo. Ni siquiera ha tenido el tino de no atosigar con pavadas, a una justicia que de por sí es lenta y está atestada de causas inútiles como ésta, que le hacen desviar atención y recursos al Poder Judicial, que bien podría, por ejemplo, utilizar en investigar la corrupción de los 12 años anteriores.

El gobierno, hasta el momento, no acusó recibo. Y bien que hace, en no convalidar esta aberración creada en el 2007, producto de la onda populista latinoamericana que sembró Kirchner y Chávez, pero que al menos hasta el año pasado, Argentina se había abstenido de ingresar, en la práctica activa, dentro de esta deformación conceptual de la representatividad popular.

Fernanda Gil Lozano, no tuvo, sin embargo, el mínimo cuidado de elegir el día para presentar su denuncia y precisamente, el 29 de marzo, el día del ñoqui, interpuso un amparo a fin de cobrar los sueldos “que le deben”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Está claro que el gobierno nacional tiene sus grandes reservas, a la hora de liberar fondos millonarios para este festival de la simulación, a tal punto que emitió una Declaración Administrativa, donde señaló que solo pagará 200 dólares a cada “parlamentario”, en concepto de viático, cada vez que deba ir a Montevideo (a lo sumo una vez por mes) negándose a pagar una suma que oscilaría entre los 120 y 130 mil pesos, por mes y a cada uno de ellos. Macri, se negó a convalidar esta forma vergonzosa de licuar fondos nacionales, en momentos en que debe ajustar el cinturón de los argentinos a quienes le pide sacrificios y paciencia. Otros “legisladores”, como la señora Mariana Zuvic o Rodríguez Simón, se han encargado de desparramar por todos los medios que renuncian a privilegios y sueldos. Pero no se han dado cuenta que el daño, puede ser monetario como en el caso de Gil Lozano, pero también es moral; porque nadie que pretenda ser diferente y mejor, puede avalar, entrar y usar para llegar a la política, un medio tan indigno como éste, donde piden ser elegidos para no hacer nada hasta el año 2020.

Honestamente, lo podíamos esperar del kirchnerismo, pero pensamos que la oposición se diferenciaría.

La plata es sacrificable, hasta la necesidad se podría sacrificar en virtud de un motivo mayor, superador o superior, como puede ser sacar al país adelante y recuperar una estabilidad que nos permita vivir previsible y dignamente. En ese marco, aún a costa de grandes disgustos y mascullando rabia, la gente puede entender lo que está pasando con la economía de ajuste que nos tira por la cabeza Macri y apretar los dientes, cada mañana que sale a trabajar y ve cómo se achica su billetera. Pero estos ejemplos, como los de Gil Lozano, colisionan contra la honestidad que esperamos guarde la clase política y cuando vemos a gente ignota entrar en la política por la puerta de escape, solo para cobrar, ganar inmunidad o sacar chapa “diputado” de un parlamento inexistente y virtual como el planeta de El Principito, me mueve a pesar que tal vez sean estos diputruchos los que confundan las cosas, como aquellos que cuando observaban por primera vez los dibujos del niño Saint-Exupéry, veían un sombrero, en lugar de una boa que se había tragado a un elefante.

Share