Por Carlos Tórtora.-

Axel Kicillof sorprendió a propios y extraños en su última reunión con los intendentes del PJ. Muchos imaginaban al casi inexorable gobierno bonaerense del Frente de Todos como un juego de equilibrios entre la corporación de los intendentes del PJ, las fuerzas productivas de la provincia y hasta los gobernadores peronistas. Pero después de haberle sacado 18 puntos de ventaja a María Eugenia Vidal, el economista cambió su visión de las cosas. Los intendentes asistieron a una exposición en primera persona y con marcados rasgos de autoridad. La especulación ahora es si el nuevo tono empleado es también un mensaje hacia Cristina Kirchner, aunque lo más probable es que no. En medios de La Cámpora se comenta una significativa anécdota: a comienzos de año, Cristina Kirchner estaba convencida de que iba a perder las elecciones y por lo tanto quería evitar que su hijo Máximo encabezara una lista de candidatos para no ver perder el apellido familiar. Cuando Kicillof aceptó ser candidato a gobernador, Máximo le habría aconsejado que buscara la forma de no ser candidato contra una ganadora neta como parecía Vidal. Cortante, el economista habría contestado: “yo hago lo que me dice mi jefa”. Desde entonces, las relaciones entre ambos no siguieron exactamente el mismo camino. Poco a poco, Máximo profundizó sus compromisos con el grupo de los intendentes, en tanto que Kicillof apareció como un soldado cristinista. Ahora empezarían a verse las señales de que no habrá gobierno de los intendentes. Este nuevo mensaje también va destinado a los demás gobernadores peronistas.

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