Por Carlos Tórtora.-

El panorama que quedó luego de las PASO en Buenos Aires es grave para el gobierno. Las secciones electorales Primera y Tercera componen el conurbano. El Frente de Todos se derrumbó en casi toda la Primera Sección, ganando sólo Moreno, Merlo, Malvinas Argentinas, José C. Paz y algunos municipios menores. En la Tercera Sección -la más grande de la provincia-, los 280.000 votos de diferencia que obtuvo La Matanza empujaron el triunfo kirchnerista, que consiguió ganar en los grandes distritos, o sea, Tres de Febrero, Florencio Varela, Almirante Brown, etc. El aparato K quedo así lesionado para noviembre, con el agravante de que en algunos distritos -José C Paz, por ejemplo-, las listas locales sacaron menos votos que la lista que encabeza Victoria Tolosa Paz. La Casa Rosada se encontró así con un doble problema para noviembre: la pérdida de votos y la posibilidad de que muchos intendentes, para mantener la mayoría en sus consejos deliberantes, recurran al corte de boleta.

A esta realidad se le suma el malestar de vieja data de los alcaldes del PJ con Axel Kicillof, quien nunca les abrió espacios en las filas de su gobierno.

El pacto Kicillof-Máximo

Es así que, obligado por la derrota, el gobernador pactó con Máximo Kirchner, con el cual tiene una mala relación. El primero no comulga con las pretensiones presidenciales del gobernador. Ahora, como resultado del nuevo pacto, aparece Martín Insaurralde como Jefe de Gabinete Provincial. Insaurralde viene de una dificultosa victoria sobre Juntos en Lomas de Zamora. Como operador político de Máximo, éste representa hoy por hoy a los kirchneristas moderados, en tensión con Fernando Espinoza (La Matanza) que, si bien es oficialista, expresa un peronismo más ortodoxo.

La jugada de Kicillof, complementada con la designación del intendente de Malvinas Leonardo Nardini, allegado a Massa, como Ministro de Infraestructura. Lo que intenta el gobernador es comprometer más a los intendentes con la suerte del gobierno, aunque esto eclipse en alguna medida a La Cámpora. De más está decir que se viene una distribución extra de recursos entre los barones del conurbano. No será tan fácil, sin embargo, recapturar el voto de la clase media de distritos como Pilar, Escobar, San Martín y ni que hablar de Vicente Lopez y San Isidro.

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