Por Sebastián Dumont.-

El peronismo trata de despegarse lo más pronto posible de la mancha que significa ahora ser o haber sido kirchnerista. Sin embargo, hay sectores como La Cámpora que se muestran decididos a sostener su apoyo irrestricto a la ex jefa de Estado que, por ahora, sigue recluida en Santa Cruz. Hasta ahora, se había especulado con un regreso para marzo que nunca sucedió y, en definitiva, su propio hijo Máximo confirmó que estará el 13 de abril, cuando deba declarar ante el juez Claudio Bonadío.

Ese día, podría medirse con cierta certeza cuál es el grado de adhesión que le queda a CFK y hasta dónde están dispuestos sus “talibanes” a “bancar” a la jefa.

Por estas horas, mientras se habla de la prisión de Lázaro Báez y lo que eso implica para el kirchnerismo, sus ortodoxos convencidos, cada vez menos, preparan una movilización para apoyar a CFK cuando vaya a Comodoro Py. El fantasma de una posible detención sobrevuela las mentes de los sectores K que, incluso, han llamado a tomar las armas para defender a la ex presidente. Así al menos lo dijo la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, hace 15 días atrás, en una charla que dio en la universidad de General Sarmiento, desde hace tiempo manejada por hombres más vinculados con la izquierda que apoya al cristinismo.

Los que conocen los territorios en el conurbano, observan con cierta preocupación que una posible detención de CFK podría derivar en un problema de difícil cuantificación. La Cámpora es una expresión que va más allá de los conocidos y hasta burgueses líderes. Hay muchos jóvenes abajo que se muestran convencidos por el relato y dispuesto a todo. A eso se suma cierta marginalidad que ha sido alimentada durante estos años por planes y hasta reparto de sustancias prohibidas. Un cóctel complicado de medir.

Además, nadie se anima a dar certeza, pero desde hace tiempo se habla de que en las barridas más pobres del conurbano se han ido colectando muchas armas. ¿Cuál es su finalidad? ¿Sólo el delito?

Convocatorias como la de Luis D’Elía para hacer un “argentinazo” el 13 de abril son interpretadas como un llamado a la resistencia. Igualmente, no hay que olvidarse que CFK está lejos de ser Evita, como Kirchner de ser Perón. Pero tampoco se puede desconocer una generación a la cual se le ha metido en la cabeza que el matrimonio K son su “Perón más cercano”. Vaya paradoja. Los representantes del partido creado por Perón no están muy dispuestos a sostener a CFK. En cambio, el cristinismo se va convirtiendo en una secta con terminales más a la izquierda que a otro sector.

¿Hasta dónde están dispuestos a hacer estos jóvenes para defender el modelo? ¿Son capaces de tomar las armas como les pidió Hebe? Una vez más, la historia podría repetirse. Antes fue como tragedia (en los ‘70); ahora, como farsa.

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