Por Carlos Tórtora.-

El narcoescándalo que envuelve a Aníbal Fernández a partir de la denuncia en su contra en el programa de Jorge Lanata hizo entrar en emergencia a las distintas cúpulas del kirchnerismo. Muchos intendentes justicialistas del conurbano se disponen a repartir boletas tanto del jefe del gabinete como de Julián Domínguez, para lo cual se montaron operativos especiales en una serie de municipios. Como se está ante un empate técnico, los barones del conurbano, si bien en su mayoría parecen alinearse con Fernando Espinoza, alcalde matancero, jefe del PJ bonaerense y compañero de fórmula de Domínguez, se trata de un proceso volátil y confuso. Por ejemplo, Lomas de Zamora, el segundo distrito en votos de la Tercera Sección Electoral después de La Matanza, apareció estos días tapizada por afiches del intendente Martín Insaurralde junto a Domínguez. Obviamente, muchos interpretaron que este gesto tendría que ver con la estrecha relación que mantienen Scioli y el marido de Jésica Cirio.

Claro que el jefe de gabinete no se duerme y se habría dedicado a negociar con dos figuras claves. La primera es el Ministro de Seguridad de Buenos Aires, Alejandro Granados, dueño indiscutido del municipio de Ezeiza. Aníbal intentó -no se sabe con qué resultado- comprometer el apoyo de Granados a su candidatura a la búsqueda de que este haga un aporte de importancia central. La policía bonaerense, que depende de Granados, es un factor gravitante para cualquier comicio en el conurbano, ya que puede hacer la vista gorda -o no- ante una serie de trampas que suele utilizar el aparato kirchnerista, por caso el robo de boletas opositoras en magnitudes gigantescas. Otro interlocutor de Aníbal en los últimos días fue Raúl Othacehé, el histórico caudillo de Merlo, cuyas influencias se extienden más allá de su distrito. En el entorno de Domínguez ironizan que la alianza de Aníbal con Granados y Othacehé sería en realidad el cartel de Buenos Aires, aludiendo a que los tres están marcados por sospechas sobre sus lazos con el narcotráfico.

Operaciones pendientes

La crisis en el PJ bonaerense a raíz de las denuncias contra Aníbal generó una profunda alarma en la cúpula de La Cámpora, especialmente en Eduardo Wado de Pedro y Andrés Larroque, que pasaron a cumplir el rol de conciliadores entre ambos bandos. El principal temor de La Cámpora sería que, si Aníbal gana la PASO, se multipliquen las denuncias dentro del PJ bonaerense, lo que podría restarle una cantidad impensada de votos a Scioli en la primera vuelta.

Hace 48 horas, operadores de La Cámpora consiguieron a duras penas evitar que amigos del jefe de gabinete lanzaran una fuerte operación mediática, con afiches en la calle incluidos, denunciando las supuestas conexiones de Fernando Espinoza con dos bandas de narcos muy importantes en el conurbano bonaerense. En una de sus declaraciones contraatacando, Aníbal aludió a los “que le compran droga a los transas”, frase que tendría por destinatario al intendente de La Matanza.

Share