Por Carlos Tórtora.-

Cristina Kirchner utilizó dialécticamente la persecución judicial en su contra y se puso al frente del oficialismo concentrando todo el poder político posible. Nuevamente renacieron entonces los rumores sobre su eventual candidatura presidencial y el peronismo en su conjunto dio señales de acatamiento. La influencia de este factor sobre Juntos por el Cambio también se hace sentir. La contracara de CFK, Mauricio Macri, se vería repotenciado por este resurgimiento de Cristina. Es que en la medida que ella sea la única cara del kirchnerismo, recobraría vigencia su duelo personal con el expresidente,

Además, el proyecto centrista de Horacio Rodríguez Larreta queda descolocado ante la reaparición de un kirchnerismo duro, lo que incentiva en cambio a la centro derecha macrista. Pero la nota la dio ayer Máximo Kirchner desafiando a Larreta a que se rebele contra Macri, propuesta que en definitiva favorece a este último, que queda como el verdadero contendiente del kirchnerismo. Obviamente, el cristinismo hace todo lo posible para competir con Macri, al que consideraría más fácil de vencer que un nuevo candidato de JXC.

Pese a que Macri se autoexcluyó a medias como presidenciable, la realidad indica entonces que el espacio de la confrontación tienden a ocuparlo él y la vicepresidenta.

Corrupción en la Ciudad

Otro factor gravita en este sentido y es que por primera vez a Larreta le alcanzan las balas de la corrupción. El escándalo de los contratos de las multas y el acarreo de los vehículos en infracción tiene mucha tela para cortar y deja al jefe de gobierno ante la figura de incumplimiento de los deberes de funcionario público, esto cuando menos. Larreta, ahora con su record de no corrupción vulnerado, debe luchar ahora para que Jorge Macri sea su sucesor, porque si se impusiera en una PASO Martín Lousteau, se enfrentaría a la cruda realidad de que el PRO seria barrido de la administración de la Ciudad.

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