Por Carlos Tórtora.-

La detención por orden del Juez Federal Marcelo Martínez de Giorgi de la cúpula de la agrupación Revolución Federal por instigar a la violencia contra Cristina Kirchner y otros funcionarios hizo que el tema se proyectara al campo político. El abogado de CFK en la investigación del atentado, José Manuel Ubeira, se propone lograr que se conecte la investigación de Revolución Federal con la del atentado a la vicepresidenta. Esto es, que haya relación entre los 8 millones de pesos pagados por un fideicomiso de La familia Caputo a Jonathan Morel, jefe de Revolución Federal, y la ejecución de la tentativa de homicidio por parte de Fernando Sabag Montiel.

Esta operación cristinista trasciende lo judicial: es el modo que tendría la vicepresidenta de golpear a Mauricio Macri, vinculando a Nicolás y Luis Caputo con el atentado. A la vicepresidenta y sus abogados les falta probar que efectivamente Revolución Federal tuvo relación directa con la banda de Los Copitos. Pero con lo probado hasta ahora, es decir, el financiamiento de Revolución Federal por los Caputo, el kirchnerismo creería que tiene suficiente como para seguir adelante. Que los financistas y hombres de confianza del ex presidente financien un grupo de acción directa contra el gobierno ya es todo un tema para la futura campaña electoral. Estamos cerca de que Cristina diga que Macri financió a quienes quisieron matarla o instigaron a hacerlo, como en el caso de Revolución Federal.

La interna

Esta situación estaría tensando aún más los ánimos en JxC, donde los críticos de Macri, empezando por Facundo Manes, estarían analizando lanzar una crítica al rol de los Caputo como un ataque indirecto a Macri.

Sea Manes u otro el portavoz de las críticas, el caso de Revolución Federal convierte a los Caputo en un blanco apetecible de los cuestionamientos a Macri dentro de la coalición opositora.

La situación actual es propicia para la polémica, porque el lanzamiento de “Para qué”, el último libro de Macri, causó fuertes reacciones encontradas, sobre todo por el capítulo donde predica una drástica reducción del gasto público con alto costo social, lo que motivó el disgusto de la mayor parte de la dirigencia radical.

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