Por Carlos Tórtora.-

Las encuestas voltearon esta semana a otro candidato presidenciable; el primero fue Mauricio Macri. Ahora se trató de María Eugenia Vidal, que debió correrse a un costado al ver que en Buenos Aires, provincia que ella gobernó, apenas alcanzaba el 4,7% de intención de voto. Al igual que Macri, Vidal se vio obligada a bajarse. Pero en este caso se conectó con otro tema. La exgobernadora se ofreció entonces como la candidata salvadora del PRO para la jefatura de gobierno porteña, posibilitando que el partido amarillo conserve la ciudad. El riesgo es que, gracias al pacto entre Horacio Rodríguez Larreta y la UCR, Martín Lousteau termine ganando la elección.

Pero la sorpresa se la llevó Vidal cuando Macri la desechó como candidata, para confirmar a su primo Jorge. El expresidente habría evaluado que si hacía renunciar a aquél a la candidatura, el apellido familiar sufriría un fuerte descrédito.

En un laberinto

Así las cosas, la crisis porteña del PRO entra en un nuevo capítulo. Hasta ahora, Larreta no cancela la candidatura de su Ministro de Salud Fernán Quirós, lo que en la práctica significaría dividir el voto del PRO y facilitarle el triunfo a Lousteau. Lo cierto es que el PRO está en serio riesgo de perder su bastión político y económico, lo que sería muy grave aun ganando JxC la presidencia. Esta semana recomendó la guerra de encuestas y se notó el esfuerzo de los operadores macristas para mostrar un crecimiento de Jorge Macri que en los hechos no sería tal. Después del no de Mauricio a Vidal, si Jorge pierde Frente a Lousteau, todos hablarían de que fue un error no haber cambiado de candidato.

El malestar crece en las filas del PRO por la aparente decisión de Larreta de entregar la ciudad para contar con el voto radical para la presidencia. Pero si el jefe de gobierno perdiera la elección presidencial y Lousteau ganara en la ciudad, el PRO quedaría desguarnecido. Con el correr de los días se achican las opciones y las cosas se encaminan hacia una elección local incierta y con probable segunda vuelta, en la cual Lousteau debería contar con un voto progresista transversal. Macri, por su parte, parece jugar su supervivencia política a la suerte de su primo.

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