Por Carlos Tórtora.-

Como se veía venir, la elección provincial en Tucumán terminó envuelta en el escándalo. Se produjeron graves incidentes en San Pablo y La Florida, entre otras localidades.

Los apoderados de la fórmula Cano-Amaya presentaron ante la Junta Electoral un escrito en el que aseguran que no hay garantías de que el resultado sea transparente. Dirigentes de la oposición pidieron la suspensión del escrutinio provisorio. Daniel Ponce y Álvaro Contreras, apoderados del Acuerdo para el Bicentenario, lo hicieron mediante un escrito presentado en la Junta Electoral Provincial. Aseguran que no hay garantías debido a la adulteración de telegramas y a cambios en el software. “No hay garantía de imparcialidad en la forma de llevar a cabo el mismo”, argumentaron ante el presidente de la Junta, Antonio Gandur. “Hubo delincuentes que fueron a quemar las urnas, agredieron a una mujer, hubo heridos de bala…”, dijo José Cano, en la sede del Correo Central. También pidió garantías para que los fiscales que estaban en las escuelas pudieran salir en condiciones de seguridad.

El abultado triunfo del candidato K Juan Manzur se vio así oscurecido por una fenomenal maquinaria de clientelismo e intimidación violenta. A partir de ahora la discusión es qué magnitud tuvieron estas irregularidades en los cómputos. Daniel Scioli no dudó y, posiblemente para evitar que Aníbal Fernández le robara el primer plano, posó junto a Manzur, un verdadero sinónimo de la corrupción.

El dispendio de todo tipo de mercaderías realizado por los gobiernos nacional y provincial en Tucumán en las últimas semanas no dejó lugar a dudas sobre cuál era el objetivo: lograr un resultado aplastante que marcara una suerte de tendencia para la primera vuelta de octubre. Es decir, que el cristinismo creció después de las PASO.

Lo que se viene

Claro está que el clima turbio que ayer se vivió en una de las tres provincias con mayor corrupción oficialista (las otras dos son Formosa y Chaco) lleva a reflexionar sobre si éste es el precedente de lo que va pasar el 25 de octubre. ¿Está el kirchnerismo dispuesto a todo con tal de que Daniel Scioli arrime al 45%? Todo indica que, como la diferencia entre el resultado obtenido por Scioli en las PASO, 38,5%, y el 45% necesario para ganar es de menos de 6 puntos, la tentación de echar mano a cualquier recurso para llegar al número deseado es muy grande.

Por supuesto que las miradas se posan en el conurbano bonaerense, donde unos cuantos caciques eternos del peronismo, como Hugo Curto y Raúl Otahecé, están a punto de perder sus feudos. O sea, se dan todos los condimentos para que lo de Tucumán se repita. A esto se le suma que el candidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, reúne el perfil ideal para jugar fuerte sin inmutarse.

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