Por Sebastián Dumont.-

A dos semanas de las elecciones primarias, se instala cada vez con más certeza que en el conurbano Cristina Kirchner será la candidata más votada y que esa diferencia en el territorio más poblado de la Argentina podría darle el número necesario para serlo también a nivel provincial. La gran incógnita radica en la diferencia que obtenga el primero con el segundo, y sobre todo, la performance que logre Sergio Massa, quien sigue siendo el principal factor para impedir el crecimiento del oficialismo.

En el gobierno creen que sus estrategias están por encima de la coyuntura política determinada. Para muestra de ello, basta recordar un episodio que sucedió días atrás en Vicente López, donde el jefe de gabinete Marcos Peña se reunió con diferentes candidatos. Allí, en un momento de la charla pidió que levantaran la mano aquellos que creyeron que en 2015 Vidal ganó porque el rival fue Aníbal Fernández. Tímidos, dos de los presentes lo hicieron y no tardó en llegar el cuestionamiento. Es claro que en Cambiemos están seguros de que fue la estrategia propia la que se impuso por sobre las acciones políticas del resto. Y se disponen a seguir la misma receta.

Cambiemos apeló esta semana a profundizar el sentimentalismo para pedir el voto, aunque puertas adentro es cada vez más convincente la idea de que no podrán ganarle en agosto a Cristina Kirchner. Los números que manejan en el oficialismo son de cierta paridad, que se modifica según el terreno electoral donde se mida. No es lo mismo preguntar en San Isidro, que hacerlo en Moreno o José C. Paz. De la misma manera sucede en la tercera sección electoral, donde el panorama en La Matanza es clave para entender el comportamiento del voto en líneas generales. Allí, en el territorio más amplio del conurbano, se concentran la mayoría de los niveles sociales. De Ramos Mejía a Virrey del Pino. Un dato llamativo es que, en sitios como Ramos –clase media, media alta– la ex presidente no está tan abajo como se hubiera creído en otros momentos.

María Eugenia Vidal fue a Lanús para poner en marcha la campaña. Ese distrito es uno de los dos que gobierna Cambiemos en la tercera sección electoral, y la gestión de Néstor Grindetti se considera más aceptable que la de su vecino Martiniano Molina.

Puertas adentro, Marcos Peña y Durán Barba buscan transmitir a los suyos las ideas fuerza para encarar este proceso. Allí sobresalen los conceptos de “concepción de equipo” como respuesta a no centralizar en una candidatura que quizá no logre el nivel de conocimiento deseado. Por otra parte, en Cambiemos creen que es importante el desafío de alimentar la esperanza, donde la gente tiene que tener claro por qué razón tiene que seguir “bancando” al gobierno. Uno de los puntos que Marcos Peña ha transmitido a los propios es “tener cuidado en decir que el cambio no llegó” y que el cambio en sí mismo es “un gobierno que dice la verdad”.

Para Durán Barba, la mirada puertas adentro es que ya transitaron por campañas donde parecía imposible ganar y lo lograron hacer, y que no deben “angustiarse si nos dicen que perdemos”. El ecuatoriano sostiene que la “gente odia a los políticos” y por eso hay que comunicarse con “sencillez y la verdad”.

Pero la realidad, más allá de las encuestas, también está cruzada por la presencia territorial. La ex presidente mide bien en muchos puntos del conurbano donde hasta el 2015 aún tenía el control del municipio, lo que implica logística y despliegue. Hoy ya no lo tiene, y las organizaciones sociales están más dispersas que antes. Armar la red de fiscales no sólo necesita de militancia, sino también de efectividades conducentes. ¿Quién pone la plata en esas comunas? Los intendentes peronistas que hoy gobiernan sus propios pagos no están muy dispuestos a volcar recursos para todos lados. Es una incógnita más de este comicio. Sobre todo porque hay que afrontar dos elecciones, de las cuales una de ellas será una gran encuesta provincial.

La misma pregunta podría correr para Cambiemos en territorios no propios, pero la diferencia es contar con el gobierno nacional y provincial a su favor, más allá que por estos tiempos no abundan los gestos generosos de otros tiempos. El financiamiento de la política es otra de las cuestiones a discutir alguna vez de fondo. Todos hablan, pero todos se nutren del mismo mecanismo.

Para Sergio Massa, la problemática no es diferente. Armar una red de fiscales en toda la provincia no es tarea sencilla, sobre todo en aquellos distritos donde no gobierna. Allí apela a los concejales y dirigentes locales que lo vienen acompañando en este tiempo, sobre todo después del 2013.

El conurbano será otra vez el gran escenario de definición. Y una nueva prueba sobre si las estrategias de Peña y Durán Barba volverán a imponerse a la política territorial.

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