Por Carlos Tórtora.-

Tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio, predomina la impresión de que la Gestapo antisindical va a convertirse en un megaescándalo con repercusiones que pueden alcanzar varios meses. Para empezar, ya aparecen implicados en la manipulación de carpetas sobre dirigentes sindicales y sociales con información obtenida ilícitamente, personajes como Elisa Carrió, Federico Salvai y Cristian Ritondo, lo que abre un espectro amplio de repercusiones en las filas de la coalición opositora. En medio del silencio típico de estas fechas, se notó claramente otro silencio, el de la dirigencia del PRO, que no salió a solidarizarse con la jefa de la ahora investigada mesa judicial bonaerense. A todo esto, el exjefe de Gabinete bonaerense de la gestión Scioli, Alberto Pérez, se presentará a más tardar mañana en el Juzgado Federal de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, a fin de sumar pruebas sobre el papel de la ahora llamada Gestapo dedicada a perseguir dirigentes gremiales, sociales y políticos. El exfuncionario entregará copias de los dos audios atribuidos al subcomisario Hernán Cassasa, en los que se revela que funcionaba una mesa judicial clandestina integrada por la entonces gobernadora María Eugenia Vidal, su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, el jefe de Gabinete, Federico Salvai, y el procurador bonaerense Julio Conte Grand, que se reunían en La Plata, en CABA y en la propia Agencia Federal de Inteligencia (AFI), frente a la Casa Rosada. “Vidal debería renunciar a su banca si se confirman todas estas pruebas”, redondeó el exfuncionario del gobernador Daniel Scioli.

Tal como se perfila entonces la flamante megacausa, el escándalo no sólo podría marcar la relación gobierno-oposición, sino desatar una intensa interna que ya se insinúa en JXC.

Encrucijada

En este punto es donde podría cruzarse este tema con la principal cuestión de la agenda política: la negociación con el FMI. El kirchnerismo temería que, presionado por los halcones de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, el PRO plantee exigencias muy severas antes de brindar cualquier apoyo a la negociación que encabeza Martín Guzmán. Voceros de la oposición están calibrando posicionarse como lo está haciendo en la materia el Departamento de Estado. Esto es, subordinar cualquier apoyo al gobierno al conocimiento de un plan económico hoy virtualmente inexistente.

No es imposible en absoluto en el futuro inmediato una negociación estratégica que incluya los dos factores, la postura opositora en la negociación y la investigación de las Gestapo macrista. Por ahora, el escándalo sigue su curso y amplía sus protagonistas.

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