Por Carlos Tórtora.-

La política bonaerense se mueve en medio de contradicciones cada vez más alarmantes. Por debajo de la dirigencia, tanto en los sectores medios como en los de menores recursos, el malestar hacia el gobierno crece día a día y los últimos cacerolazos son la prueba. Pero junto al malhumor social y en dirección exactamente inversa, se extiende una verdadera corrida de intendentes peronistas que buscan el apoyo económico del hombre fuerte de la gestión Vidal, el Ministro de Gobierno Federico Salvai. Todos piden exactamente lo mismo: fondos para terminar obras públicas o más planes sociales para contener la tensión social. La lista aumentó en los últimos días con Gabriel Katopodis (ex massista), Gustavo Menéndez (Merlo), Walter Festa (Moreno) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas). Este último llevó la realpolitik a un nivel extremo: “si me dan los fondos para terminar el hospital materno infantil me paso al PRO”, dijo sin tapujos.

Vidal y Salvai no saben si festejar o sentirse víctimas del hiperpragmatismo peronista. En efecto, ¿dónde estarán estos intendentes cuando empiece la campaña electoral? Aun cuando el PRO los incluya en sus listas de candidatos, ¿qué harán si continúa el malestar social? ¿Estarían dispuestos a arriesgar su triunfo ante un tapado que los acuse de trabajar para el ajuste del oficialismo? Son todas preguntas que quedan flotando en el aire y que dependen, obviamente, de si el gobierno consigue remontar los indicadores de consumo.

¿Sirve para algo?

Mientras tanto, la pesca de alcaldes de Vidal-Salvai tiene sus cuestionadores. El primero es el Jefe de Gabinete de Ministros Marcos Peña, que cree que Vidal pretende convertir al PRO en un neoperonismo.

La gobernadora se apoya en su amigo Horacio Rodríguez Larreta, que coincide en que hay que agarrar lo que venga.

Usando la palabra de moda, mientras la brecha se agranda entre el malestar social y los intendentes en alquiler, uno de los que más sufre es Sergio Massa. En primer lugar, porque muchos alcaldes que él consideraba ya dentro del Frente Renovador van detrás de la caja de Salvai sin ningún miramiento. Esto significa un peligroso drenaje de aparatos peronistas con la excusa de que “se queja Sergio si él está con Margarita Stolbizer, que es gorila”.

No es muy difícil interpretar que Vidal y Salvai han encontrado el modo de poner en crisis el proceso de acumulación de Massa, un aliado caro y peligroso. Y sobre todo, que dejará de serlo ni bien empiece la campaña electoral.

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